domingo, 23 de octubre de 2011

en chile; valparaíso

A unos 100 km de Santiago, cruzando la cordillera de la costa, se llega a Valparaíso. Es una ciudad costera, que data de mediados del siglo XVI. Ha sido declarada patrimonio universal por las Naciones Unidas y, después de estar unos días en Santiago, la vista del Pacífico es una bendición. Hay olor a mar, un viento fresco, y los graznidos de las gaviotas y los pelícanos, que se suman a quienes ofrecen paseos en botes y chalanas. Quienes me acompañan se preguntan a dónde fueron a parar los fondos para recuperar edificios antiguos, fachadas, casonas. Pero de todos modos, y un poco venida a menos, la ciudad-puerto es hermosa. Y lo más interesante, además de las embarcaciones que esperan en los muelles para llevar turistas, son las casas más viejas que permanecen vivas en lo alto de las sierras que rodean la ciudad. Aquí tuvo una casa el poeta Pablo Neruda (y una en Santiago, y una en Isla Negra) y uno imagina que realmente ha de ser un sitio calmo e inspirador para la escritura.  Para llegar a esas casonas que desde abajo se ven como salidas de un film, de fachadas coloridas y muchas ventanas como ojos,  se debe tomar un ascensor. Exactamente eso, y data de fines del siglo XIX y todavía funciona manualmente, con poleas y cuerdas de acero gruesas. Es realmente un ascensor de madera, con aberturas que dan a la montaña y a la costa. Entran unas cinco personas de tamaño medio, y de pronto arranca, con un golpón y comienza a subir. Es muy barato y funciona hasta las diez de la noche. Quienes viven o trabajan arriba, lo usan. La vista es maravillosa porque todo se hace del tamaño del  juguete de un niño y entonces surge la otra belleza, de cuando uno casi olvida que hay seres humanos destruyéndolo todo en todas partes.
Arriba es más hermoso de lo que uno pudo imaginar. No sólo por las casonas, los caserones, que están –muchas de ellas- en bastante buen estado, reconvertidas en hoteles, restaurantes o hoteles gourmet (como en otras partes, también aquí llegan inversores europeos, y junto a ellos turistas pálidos, casi albinos, que disfrutan de un balneario que probablemente en Europa sea muchísimo más caro), sino por el tejido de callecitas y callejones adoquinadas que arman un vecindario multicolor y alegre, con miradores al mar, suerte de paseos que recuerdan a otros similares en el norte de Italia (que no daban al mar, sino al paisaje llano o a un lago), vendedores de artesanías en las calles, y verdaderas tiendas de productos artesanales de artistas de la región. Lanas, cueros, cestería, cerámica, joyería, antigüedades. Caminamos, nos perdemos por las calles circulares y encontramos un sitio donde comer. Acá, para alegría de algunos, todavía hay lugar reservado a los fumadores, de modo que el vino blanco helado y la centolla con queso de cabra, con un buen cigarrillo, es todo lo que uno puede desear en este momento. Sobre todo, porque la conversación es menos agradable. Me acompañan especialistas en salud infantil, abuso y maltrato, atención a las familias carenciadas. Un platillo que come uno de ellos, el trauco, es motivo de inicio de la conversación triste y atroz. En la isla de Chiloé se dan los mayores índices de abuso sexual intrafamiliar. A tal punto y durante tanto tiempo, que se ha creado un mito, el del trauco, suerte de aparición monstruosa, un hombrecito de no más de 90 cm de altura, cuya atracción resulta irresistible a las mujeres, que se le entregan. Cuando una comunidad (cerrada y aislada como esta) incluye en su mitología algo así, el problema es verdaderamente profundo y de difícil solución. Chile cuenta a su favor con que ese tipo de delitos y la violencia intrafamiliar están penados por la ley desde hace una década. El trabajo es duro, involucra a médicos, jueces, policía, asistentes sociales, y es como caminar en el pretil de un edificio altísimo. A veces se sospecha, generalmente no hay denuncias, hay mucho miedo. Pregunto qué ocurre en las clases más altas. Allí la situación es igual, con la atrocidad de que el poder oculta –como en todas partes- los crímenes. Se refieren a un caso en que participó activamente la Iglesia para ocultar los abusos de un padre a sus cuatro hijos varones, que recién se animaron a hablar hace no demasiado tiempo.
La conversación continúa. Es imposible no preocuparse: salud, educación, educación, salud. Políticas de estado que no existen realmente, corrupción, enriquecimiento vil, capitalismo salvaje. Mi amiga dice que los procesos sociales son lentos, muy lentos… y hablamos de los indignados. El vino y el pisco sour ayudan a pasar el disgusto, la preocupación, pienso, y en parte resuena algo lejanamente parecido a la culpa, un gran cansancio, una sensación de no saber qué se debe hacer.  Mi generación creyó que podría cambiar el mundo, y el proyecto quizá era demasiado grande. Ella dice que nosotros, hoy, lo que podemos hacer es nuestro trabajo, lo mejor posible, y  no perder de vista al ser humano. Quizá todo se deba a eso. A que hace ya demasiado tiempo que todos, todos, perdimos de vista al individuo en el verdadero sentido del término. Recuerdo el libro de Hobsbaum sobre las dos revoluciones que cambiaron el paradigma occidental del siglo XIX, la francesa y la industrial. Una peleaba por el individuo, la otra cambió la noción de utilidad del individuo.
Bajamos por el ascensor, y en la avenida principal hay una manifestación estudiantil. Es grande, las voces retumban, reclaman educación gratuita, una currícula no mercantilista, que la educación universitaria no esté en manos empresariales, que no sea considerada un negocio más que impide realmente el acceso al estudio a quienes no puedan conseguir los préstamos altísimos que supone el estudio. Esos estudiantes son los individuos que pueden hacer que las cosas cambien. Nosotros ya no, sólo debemos acompañar, comprender y hacer bien nuestro trabajo, con honestidad y en forma digna.
nos 105

lunes, 3 de octubre de 2011

breve sobre el escritor jorge eslava y el maestro constantino carvalo, Arequipa 4

tuve la suerte y el honor de conocer al escritor de literatura infantil y docente universitario (antes maestro), jorge eslava, un hombre de pensamiento fino e inteligente, y enorme sensibilidad., asi como vasta cultura.  escuché su primera charla, destinada a profesores y maestros, en que analizó el magnífico cuento "el sueño de pongo", de arguedas. fue asistir a una excelente clase de teoría del relato, en clave para estudiantes del secundario, en la que se paseó, sin soberbia y en una clave de total cercanía con su público, por todos los conceptos que estudiamos en comunicación.

- cuando participo en una feria, siempre pido una instancia didáctica con profesores. no se trata sólo de la presentación de un libro.

su presentación fue un taller, con ejercicios incluidos, que se continuó el día siguiente. un militante convencido por la docencia y la importancia de la lectura, bien enfocada, bien entendida.

después tuvimos oportunidad de conversar más y compartir preocupaciones y pasiones, no sólo literarias, sino vinculadas a la educación, a nuestra tarea docente. coincidimos en muchísimos puntos.
y gracias a jorge eslava conocí a constantino carvalo, maestro, pedagogo, ensayista, fallecido hace pocos años, porque hoy se le hizo un homenaje en la feria del libro. se presentaron tres obras, póstumas y editadas precisamente por jorge eslava.

por lo que escuché y por un video que vimos, una ponencia de constantino sobre la educación y el papel del maestro, entendí que estaba delante de uno de esos pedagogos como ya, lamentablemente, no quedan. corriendo de atrás, como siempre, mañana veré de comprar su obra, que tengo la sensación de que es importante para cualquiera que trabaje en educación y se preocupe por el tema.

constantino carvalo fundó un colegio, "los reyes rojos", en la década del setenta, en lima. hay que recordar qué ocurría en perú en esa época para comprender el peso, la connotación de ese nombre, asociado injustamente con lo que no era. según el relato de jorge eslava, este hombre fue excepcional. y como además la presentación fue conmovedora -jorge se emocionó muchísimo y tuvo la transparencia de no ocultar la emoción- uno se queda con ganas de saber más acerca de él, y de su obra. los tres tomos, que incluyen un diario de un año cualquiera de constantino como maestro, una recopilación de ensayos y un tercer tomo con comentarios y críticas de cine (carvalo era cinéfilo, a tal punto que, cuenta jorge, compró butacas de un cine viejo y armó un sala de cine en ese colegio, algo único en ese momento) merecerían aterrizar en montevideo (tontovideo, al decir de guillermo baltar, y tontofideo, según otros) y ser de lectura obligatoria.

carvalo murió joven, de 55 años, y dejó obra inconclusa, también novelas.

la clase de cosas que uno agradece de esta maravillosa feria de arequipa: la gente que conoce, y los autores referidos a los que tiene acceso.

qué bueno sería que los libros de este continente circularan de otro modo, y que nos enteráramos de lo que hacen nuestros vecinos, en lugar de tener que aplaudir las estupideces de lady gaga, las vicisitudes de two and a half man o las maravillosas andanzas de angelina jolie y brad pitt, que son tan buenos, tan blancos, tan rubios y tan  millonarios.

del mismo modo, qué necesario es conocer más y mejor la literatura latinoamericana en su conjunto, y su producción intelectual, y matizarla, cada tanto, nomás, con la decadente europa o la incomprensible estados unidos.

domingo, 2 de octubre de 2011

Arequipa 3, lo humano y lo divino

temprano, en la catedral, en busca del demonio mencionado por gloria.
no está en ninguna parte, pero ha de estar. sí, allí. la más bella y enigmática de todas las criaturas reproducidas en esta iglesia. al pie del púlpito, dominado y vencido por la voz del señor a través del sacerdote, un lucifer de alas desplegadas, con los garfios en las puntas y una expresión profundamente humana, me mira, y yo a él. es de madera tallada, oscura, y de una belleza que deslumbra. no se compara con la anodina bondad de las vírgenes, los santos y el propio sagrado corazón de jesús. sí, si uno estuviera en condición de elegir, seguramente se inclinaría por el ángel rebelde, el ángel caído, el que quiso sumarse a la estirpe humana y desobedeció el mandato divino. no sé quién es el autor de tamaña escultura, que es una pieza completa de madera, y que naturalmente, en la cúspide termina con ángeles alados que cantan loas a la salvación. pero la cosa está abajo, en este ser precioso, el único con las facciones contraídas por el dolor y la duda, la desesperación y también el amor a la especie.
es probable que el escultor, el autor de tamaña obra, se haya dado cuenta de la contradicción que entraña toda la cuestión en sí. ¿acaso alguien, algún fiel, en algún momento, habrá reparado en la sosez un poco tonta de los bondadosos santos, y en esta fiereza, esta humanidad de lucifer? no importa que esté pisoteado ni bajo el púlpito; el lucero de la noche le robó el corazón a su autor y así quedó de manifiesto.

lejos de todas las tonterías demoníacas, satánicas y demás monsergas de magia negra. este lucifer es humano, y a su manera, busca la redención, también, pero de este lado. basta con contemplarlo.

entonces comprendo lo que dijo gloria: se dice que la gente viene a ver al diablo, antes que a dios.

Arequipa 2

1. escritores que exponen


Feria del Libro; en el anfiteatro abierto hay un gentío y un escritor presenta un libro. ha de haber al menos unas 400 personas sentadas, y el resto, todos estamos de pie, a su alrededor. hay prensa, cámaras, micrófonos, y una voz seria e irónica que habla. se trata de césar hildebrandt, periodista y columnista, famoso por su franqueza y por haber sido expulsado de muchos medios por no callarse la boca y no mentir. "es el único periodista serio que queda en perú", dice alguien a mi lado; "jamás transó con el poder", agrega otro. lo cierto es que en medio del silencio de la noche, se escuchan sus palabras claras. lee fragmentos de la constitución peruana y las analiza, o las expone simplemente. concluye que ese texto mayor es la mejor obra de humor que se ha escrito, y que groucho y chaplin son niños de pecho al lado de lo que expone. la gente asiente y aplaude. habla de la pertenencia de la tierra, la protección al medio ambiente, el apoyo a pequeños emprendimientos, el derecho a la tierra y al trabajo. tiene un discurso agudo, inteligente, un humor fino y claro. en realidad, esta presentación se parece a un discurso político serio, no de alguien que se candidatea sino de alguien que es capaz de analizar la realidad y de decir: no, así las cosas no van. cierra, precisamente, su presentación diciendo que más allá de los errores que pudo haber cometido durante su vida profesional, sí tiene la consciencia de haber sido capaz de decir que no: no al soborno, no a lo que está mal, no a lo que podría representar una sutil traición a lo que son sus principios. la gente aplaude a rabiar y luego le toca el turno a las preguntas. en el público se alzan las manos, hay preguntas interesantes, punzantes, con pienso. un periodista joven le pregunta por qué la historia ha negado el gobierno del general velasco alvarado. hildebrandt responde haciendo mención a que el "discurso de la derecha triunfó", y que con el apoyo incondicional de los medios no sólo hizo desaparecer de la historia del país la figura de ese gobernante, sino que lo transformó en el mismísimo demonio. que pese a que se le pueden criticar muchas de sus acciones, velasco alvarado es una figura más que importante para el país. me quedo con el triunfo del discurso de la derecha. otro pregunta por las corridas de todos (en perú las hay) y él analiza el fenómeno como la barbarie que es. la gente aplaude. se están juntando firmas para que el congreso discuta al menos el tema. dice que de ese modo al menos se sabrá cuántos animales están a favor de torturar animales.


la gente ríe ante algunas ironías, y yo también; sin embargo, no deja de ser todo bastante triste. el sujeto parece interesante, y me pregunto cuántos de nuestros periodistas no sólo convocarían a semejante auditorio, sino que tendrían ese compromiso con la profesión y tan pocos pelos en la lengua. es evidente que la gente no es tonta, y que si consume porquería es porque se la dan, pero que si pudiera elegir, seguramente más de alguno se llevaría una sorpresa, sobre todo en los medios.


compro e libro, "una piedra en el zapato. columnas de opinión 2006-2011". seguro que a mi colega alsina le va a interesar. pero para comprarlo debo hacer una cola de muchas personas, y después alguien me explica que si quiero que me lo firme, debo hacer "aquella cola de allá". cuánto hay? no menos de cien personas esperando el turno para la firma.
no es necesario pensar en la cola que podría formarse en montevideo y ante quién.


2. jóvenes que reclaman


sorprende, desde el primer día, la cantidad de jóvenes entre el público y los organizadores. lleno de jóvenes por todos lados, comprando, revisando, asistiendo a las charlas y las presentaciones. gloria conoce a muchos, y me los presenta: estudiantes, algunos ya escritores o poetas o documentalistas o escultores. varios me regalan sus libros. de noche cenamos con dos de ellos, stephanie, de 23 años, graduada en artes audiovisuales por la universidad estatal, y carlos, de 30, escritor y documentalista de corte social, le interesa la ciudad y sus habitantes. se habla de los jóvenes. gloria los defiende a ultranza, yo digo que la categoría joven no hace a alguien ni más sabio ni más prometedor ni mejor. gloria dice que desde hace cinco años lleva adelante un programa cultural en la alianza francesa, con poetas. consiste en invitar a un poeta "viejo" y reconocido, y a uno joven, que ya tiene algo publicado. "generalmente", aclara, "la peor parte se la lleva el consagrado, porque queda en evidencia que después de haber llegado a la cima, deja de leer, de pensar, de producir en serio. los poetas jóvenes, en cambio, son pujantes, buscan, se revuelven, y en general, en el debate, se llevan el reconocimiento del público".


entonces de pronto me doy cuenta de que habitamos mundos totalmente opuestos. acá los jóvenes quieren, aclaran stephanie y carlos, quieren estudiar y saber, y los profesores, "los viejos", les retacean los conocimientos, la informacion, son "egoístas con miedo", en la universidad no encuentran profesores que realmente se ocupen de ellos. entonces, dicen, los jóvenes se reúnen, arman grupos de estudio, de lectura, de búsqueda de información, y siguen adelante como pueden. son lectores, dice, y por eso hay tantos en la feria. en la feria los libros son realmente más baratos y es la oportunidad de conseguir el material.
como docente entonces pienso que me gustaría hacer la experiencia. si nos quejamos de que nuestros estudiantes son apáticos, indiferentes y no leen, y aquí se quejan de lo que los profesores son indiferentes, apáticos y no los estimulan o los tutorean, pues lo lógico sería hacer el cruce. le pregunto a stephanie a qué puede deberse ese fenómeno, el de profesores tan avaros con sus conocimientos y su experiencia. me doy cuenta de que la pregunta la confunde, como si jamás se le hubiera ocurrido analizar el hecho, intentar comprender su causa. "¿acaso será porque es una suerte de tradición? porque ellos a su vez lo sufrieron durante sus años de estudio? ´¿y a qué puede deberse eso, de todos modos?" la pregunta de un atrevido e ignorante observador la deja pensando, y allí queda el punto. pero sí me hace pensar en qué vería alguien de fuera de nuestra realidad. ¿qué preguntaría sería la pertinente? ¿qué ocurrió en el pasado que hace que nuestros jóvenes no lean, no se informen, no les interese realmente aprender, sino saber funcionar de acuerdo a una necesidad de aprobar un examen, encontrar un puesto laboral o adaptarse bien a los requerimientos que parecen ser paradigmáticos?


deberíamos invitar a alguien para que nos viera ser, pensar, actuar, dar por sentado situaciones, no salir del esquema mental que evidentemente nos constriñe y no nos deja encontrar, ya no sólo una solución, sino alguna herramienta de análisis más ajustada, más certera.


de todos modos, el problema parece ser generacional. para un lado o para el otro, en algún momento se cortó el flujo, el puente de comunicación, la cosa misteriosa de quien deposita en el nuevo los conocimientos previos (la memoria) y el nuevo desea que eso suceda. generación y memoria. no hay cómo dejar ese tema de lado.

sábado, 1 de octubre de 2011

Impresiones de Arequipa, I

el avión aterriza en un aeropuerto rodeado de montañas de picos nevados; desde arriba, mientras da las vueltas de rigor, se ven cúpulas de iglesias y torres, al menos de hace 200 años. el aeropuerto es pequeño, como era el de carrasco hace muchísimo tiempo, y todavía tiene una terraza en la que hay gente mirando llegar al avión. hace frío a esa hora, las seis de la mañana, pero ya hay un sol radiante y el cielo está despejado. no fue un vuelo muy numeroso, de modo que la maleta aparece con prontitud, y una vez afuera, encuentro a los organizadores de la feria del libro, que me depositan en la calle de los mercaderes, en el hostal el conquistador.

la ciudad no llega al millón de habitantes, y el hostal se encuentra en el centro, en una calle peatonal, con muchos comercios que todavía están cerrados. a pocas cuadras de allí, me dicen, está la plaza de armas, y un poco más allá el mercado de san camilo. el hostal es una vieja casona del siglo XVIII que mantiene su estructura -después entiendo que en esta zona la mayoría de las edificaciones es así: varios patios "españoles" a los que dan espacios de mayor o menor tamaño. en este caso, han sido convertidos en la recepción, el comedor, una suerte de sala común. al final del tercer patio hay construcciones más modernas, pero que siguen el estilo del edificio principal.

salgo a caminar, y todavía hay poca gente en la calle, pero el trajín se siente, hay olor a comida callejera (pinchos de res, pollo y cerdo) y pastelería fresca. en los kioscos, se vocean los periódicos, y se ven muchos taxis diminutos, enteramente amarillos, que andan muy rápido, pero que frenan a tiempo en una cebra o cuando cambia la luz del semáforo. soy la única blanca en todas las cuadras que recorro, hasta que entro a la catedral, en la plaza de armas.

sorprende de inmediato la limpieza extrema de las calles, de los comercios, y también sorprende que no haya botes donde tirar la basura. pregunto y alguien explica que a arequipa se la conoce como la ciudad blanca por la limpieza que la caracteriza. pienso: medellín, santiago de chile, ahora arequipa; también potosí y santa cruz me parecieron limpias. qué le pasa a montevideo?

en la catedral hay un gran número de vírgenes con nombres diferentes, en vitrinas, de un tamaño que impresiona, y también porque el cabello es negrísimo, y los rasgos no son los estamos acostumbrados a ver. sólo allí me cruzo con otras personas blancas.

la gente en la calle es amable, la mayoría sonríe; muchas madres con niños chicos, jóvenes, parejas, viejos. al rato, a la hora de caminar, ya hace mucho calor. es menester volver al hostal a ponerse protector solar y desayunar.

a las doce me encuentro con gloria mendoza borda, la poeta artífice de que yo esté aquí, en la tercera feria internacional del libro de arequipa. caminamos nuevamente hasta la plaza fuerte y de allí al mercado de san camilo, a por un sombrero para mí. el mercado es tal como imaginé, y como los que se conocen en otras ciudades latinoamericanas. un griterío, un conjunto de olores, texturas, colores, alimentos, ropas y cosas que son voceadas sobre los gritos y las voces fuertes de quienes compran o preguntan precios. me recuerda al mercado de potosí, y al de caracas, y al de quito y también al de lucca. los mercados son la gente, y eso es lo más lindo que hay. a quién se le ocurriría visitar un shopping mall para saber cómo huele una ciudad? ser blanca y rubia no favorece en nada mi deseo de comprar el sombrero. en el primer tenderete la vendedora pide un precio disparatado, y gloria hace que no con la cabeza y vamos al segundo, donde la joven que nos atiende rebaja el precio a la mitad de lo que la primera quería. el sombrero me salva del solazo, que realmente quema y hiere los ojos, pero me convierte, ahora sí, en una gringa seguramente encantada con el color local. es una pena, me digo, parecer lo que no soy, pero qué le vamos a hacer. gringa de sombrero por el casco viejo de la ciudad, y que además toma fotografías es el último papel que me interesa representar.

en la calle, gloria se cruza con conocidos. es profesora de comunicación y semiótica -además de una magnífica poeta- en la escuela de bellas artes, y las personas la saludan con afecto. la escuela queda aquí cerca, en el vecindario. me dice que debemos ir a la feria del libro, a presentarme. para eso, nos metemos por un conjunto de callecitas y callejones de casas bajas, similares en arquitectura a las del hostal, grandes patios que dan a otros patios, pero también otras  más pequeñas, con el dintel bajo y con un escalón hacia adentro, tal como las vi en san pedro de atacama. de pronto ya no sé dónde estoy ni en qué época. no hay nada que diga que estamos en el año 2011, y es de agradecer. no hay gente caminando con celulares en las manos o con ipods en las orejas, ni nada que se le parezca. entonces aparecen los carros, que son como los carritos por puesto venezolanos: pequeños no sé qué, en los que alguien en el pescante vocea las paradas y que van cargados de pasajeros. nos montamos en uno, y una vez más siento que todos me miran. qué más da. el carro baja rápido la cuesta, curvilínea, se mete por un vecindario de casas un poco más grandes, llamado el vallecito, y por fin nos bajamos a una cuadra de la feria del libro. es grande, al aire libre, y hay muchas personas. muchos padres con hijos chicos, y el leit motiv es acercar la lectura, convertirla en una toma de conciencia, en una actitud civil, me explica freddy tito velázquez, uno de los organizadores, que está con sus hijos chicos allí. recorremos los distintos puestos, y realmente hay muchísimos libros, todos interesantes. se nota el orgullo que se siente por que el nobel sea vargas llosa, hijo de esta ciudad. entramos a una charla muy interesante sobre la lectura y cómo incentivar a la gente a leer; en otro lugar, dos escritores han fundado algo que se llama "recreo" que acerca libros a poblados alejados donde no hay ni bibliotecas ni libros. trabajan con los padres y con los niños, y ya se han convertido en un proyecto nacional. la lectura cunde, es contagiosa, porque aparentemente han encontrado la manera: participar activamente y pensar en quién es el lector. un escritor joven dice que de nada sirve acercarle a un joven que no lee las obras completas de vargas llosa, pero sí un cuento, porque eso hará sentir que puede. en la secundaria hay una materia que se llama planificación lectora... me consuelo: parece que el problema de la lectura trasciende fronteras. acá, en esta ciudad, se propusieron hacer la feria del libro y ya van por el tercer año, y con éxito.

hace calor, tengo sed, y gloria dice que debemos tomar un helado de queso. pues eso hacemos, y la vendedora explica que es una tradición de la época de cuando la conquista española. los conquistadores vieron que en las montañas había mucho hielo, y que también había mucha leche. pusieron a los esclavos a traer el hielo de la montaña y a picarlo y meterlo en bateas. después pusieron allí la leche, y movieron la batea. la leche, con el frío y el azúcar se pegotea a los bordes y termina formando algo con la consistencia parecida al queso, a una ricotta cremosa. es muy frío y sabroso. se sirve en vasitos con un poco de canela. supongo que también tiene unas gotas de vainilla. seguimos caminando, recorriendo la feria.

después volvemos a tomar otro carro y nos bajamos mal, pero a gloria le brillan los ojos y dice que aprovecharemos para visitar a un pueblo dentro de un pueblo. subimos una escalera alta, y recorremos una calle de dos cuadras con casas bajas, muchas de ellas destinadas a comercios de artículos de cuero: botas, aperos para los caballos, monturas. y por fin encuentra la entrada, una reja enorme, un callejón que se abre y, efectivamente, entre dos calles, hay otro pueblo. un conjunto de casitas bajas, todas iguales, con ventanas adornadas con malvones y geranios; una placita en una esquina donde tres adolescentes discuten, y más allá una pareja descansando en un banco. hay cactus por todas partes, no sólo aquí, sino en todas partes; unos cactus grandes que dan las tunas, y que resaltan contra las paredes blancas. en este pueblo interior incluso hay una iglesia y un par de tiendas de abarrotes. sí, no sé cómo se llaman, pero parecen salidas de una película, y llamarlas almacén no sería hacerles justicia. dejamos el pueblito atrás y seguimos caminando. gloria me lleva a que conozca la escuela de bellas artes, un enorme edificio que recuerda a un monasterio románico, con un patio central con árboles centenarios y un david que saluda bajo una bóveda. a unas cuadras de allí, entramos en la primera universidad de arequipa, que remite a la misma sensación de estar en un monasterio, con los pasillos en pasiva, arcos románicos, pisos y paredes de piedra, y un enorme jardín arbolado, fresco, con bancos que invitan a pensar. dan ganas de quedarse y escuchar a algún profesor. gloria dice que aquí se le hizo un homenaje a vargas llosa, hace unos años, y que fue su antiguo marido el que dio la charla de presentación. lo dice con orgullo. antes había dicho: hay gente que no se alegró por el premio a vargas llosa, por su forma de pensar y las cosas que dijo, pero es un buen escritor. y en la feria del libro un escritor -no recuerdo el nombre- dijo que los primeros libros de vargas llosa le gustaron mucho, pero que los últimos le parecieron malos. "todos tenemos derecho a dejar un libro por la mitad", agrega, "y no importa si es de alguien famoso, de alguien bueno o no". 

caminamos unas cuadras más,  hasta dar nuevamente con la plaza de armas. en la catedral, me pregunta gloria, ¿has visto al diablo? no, digo, sólo vi vírgenes, santos y a jesús. pues, dice, tenemos que ir a que veas el diablo. hay un diablo allí, y la gente a veces dice que va a ver al diablo y no a dios. pero la catedral ya está cerrada, y el diablo quedará para mañana.