domingo, 17 de agosto de 2014

no todos los yanquis son hijos del imperio


domingo en tristán narvaja. camino aquí y allá, sin buscar nada en especial, pero buscando. alguien dijo una vez que son las cosas las que los buscan a uno. un libro que está solo, una fotografía que se cayó de un album y nadie quiere, y pide ser querida. así es que aparece una escarapela del viejo lenin- seguramente hoy un desconocido que podría ser tomado por un cantante de alguna banda semi-under (convengamos que hasta el under se ve poco)- un sombrero de un soldado ruso, un libro de 1820 y algunas cosas más, un "wish you were here" del mejor grupo del mundo, pink floyd, y tanto olor a vida, tanto olor a vida. y de pronto, a unas cuadras: música en vivo. un blues. divino blues, que redime el alma, y que todo el mundo debería saber que significa "tristeza" y en alemán, estar "azul" (blau, como lola blau) es más complejo, pero refleja el estado del alma. el asunto es que hay un blusero gringo tocando, con una gibson que parece del 70 y una harmónica,m una cachucha de baseball y eso que hace que se note que no es de acá. ¿pero de dónde? charli dice que es gringo.  entonces le respondo, porque es un buen compinche de correrías urbanas,  "vamos a por una cerveza, porque esto no existe" (porque recuerdo el mercado de camden, en londres,  y esto es lo mismo, pero acá).
(dos cuadras antes pasamos por la esquina dura, donde la pasta base y los chorros son una sola cosa, pero así es montevideo, pleno empleo, marihuana libre, y uno que sigue creyendo que se puede)

así que consigo una cerveza "azul" (vaya coincidencia, no sabía que existían, que se compra en una panadería de la cuadra,linda entre tenderetes que venden brochetas que parecen de grecia o de tel aviv, botellita que va para la colección) y le pregunto a un feriante si me puedo sentar en su puesto y dice que sí, y charli se queda semisentado -no sé cómo hace, pero los hombres son bichos raros- y escuchamos al gringo que canta unos blues magníficos, allí, en un domingo que parece de primavera, pero estamos en agosto, y no puede ser. entonces le pido que cante "swing low, sweet charriot" que es una belleza, y me dice que él sólo canta sus canciones, que las compone él. es gordo, tiene una especie de sex appeal a su pesar, no le importa lo que piensen de él, me parece. me parece que sólo le interesa cantar y nada más. le pregunto "where are you from". y dice: "I was born in the united states " (sí, como la canción del amigo bruce), "pero no soy de ese pueblo, no quiero serlo, y me vine para acá". a la pucha. un voto menos para don obama. ni chomsky ni susan sontag lo hubieran expresado tan bien. "ahora estoy acá.". "welcome to our country" , me sale decirle, porque me parece increíble que alguien quiera venir de la green card a uruguay. "vengo acá cuando hay sol o cuando no llueve. hablo poco español. hace seis años que estoy acá". no hay cómo agradecerle al concierto que nos da, allí, en esa esquina. pero de pronto, la gente se detiene. quizá porque, involuntariamente, dos sujetos como nosotros, sentados en el piso, escuchando a este hombre que todavía sueña, llama la atención. y entonces le agradecemos. brindamos a su salud. y seguimos caminando, así, tranquilos, charli y yo, perdidos entre un mar de gente, que seguramente no sepa hasta qué punto es gente, pese a todo. viva el blues! que nació como rebelión, y que parece que no dejará de serlo. 


el amor existe: pablo y regina

domingo, montevideo, gente que va y viene, que da pena, que parece no saber bien adónde va. uno tampoco, somos todos lo mismo. parece que hay algo así como una anomia inperceptible en todas partes.

subo al taxi casi a las 10 de la noche, en una montevideo con el tráfico insoportable de costumbre. doy la dirección. el taxista, con un sombrero que lo asemeja más a un carapintada que a un ser humano, apenas si me hace caso. en bulevar artigas, a la altura de rivera comienza a gesticular y se acerca peligrosamente a un bus de cutcsa. me parece que está enojado por algo y me preparo para las cotidianas y relativamente detestables peleas de tránsito, que últimamente no terminan bien. pero no. toma el celular y dice: "te estoy viendo, te estoy viendo. estoy a tu lado, te amo". uno puede pensar que un taxista enloquece sin ningún motivo. error. uno no debe tener prejuicios. se acerca más al bus y agrega: "¿me ves ahora? estoy acá, estoy acá". y hace señas con el brazo. un poco confundida,  le pregunto qué pasa. y me dice: "es que esa, la guarda, es mi mujer. y como nos vemos poco, cada vez que me la cruzo en el tránsito, le digo que la amo". zás. alguien cree en el amor en una época en la que nadie cree en el amor, o en la que nadie parece saber qué es el amor. le digo: "si no soy indiscreta, ¿podrías explicarme?" "claro", dice, se saca el sombrero y resulta ser un pelado con cara de bueno, uno de esos que no uno mira por equivocación en la calle. uno de esos que alguna vez, hace años, cuando la izquierda era izquierda hubiera dicho "es pueblo" y ahora ni eso. "hace 16 años que estamos casados, tuvimos malos años, y descubrimos que la manera de seguir juntos es esta: decir que nos amamos cada vez que podemos". a la flauta, pienso, este es mucho más vivo que el nabo de coelho y que a toni kamo y a pilar sordo le da dos mil vueltas. "por ejemplo, la semana pasada, le mandé un ramo de rosas rojas, porque tenemos tres hijas y no siempre tenemos tiempo para nosotros. pero si no te hacés el tiempo, si no escuchás al otro, si no le prestás atención, se te fue". ahora sí que me interesa. ¿ahora los tacheros saben más que los escritores de por ahí, de los periodistas de la radio, de etc.? y cuenta y cuenta. "ella ya está un poco más gorda, claro, con tres hijos y trabajando de guarda, pero yo igual la quiero, igual me gusta. y sí, y en enero y en febrero, que lo del taxi es un desastre, la que para la olla es ella, no yo. y yo se lo agradezco. y siempre hablamos de todo. y en mi casa: no acepto la violencia de ningún tipo. los temas se discuten. y si no estoy de acuerdo, pienso, y si me equivoco, se lo digo, y me disculpo". "y ella?" le pregunto, como si estuviera escuchando una versión siglo xxi de las emisiones de francis durante el franquismo, maldito franquismo que le arruinó la vida a tantos. pero este, este se salvó de un montón de porquerías que no sé quién quiere que creamos. "y ella hace lo mismo. y las nenas - tenemos tres- son lo más importante. pero nos hacemos un rato para nosotros". "¿cómo"? entre la una y media y las dos y media, apagamos el celular, apagamos todo, y nos hablamos y nos queremos". zás, esto no lo ha dicho nadie así, pienso. mientras tanto, nos acercamos a destino. entonces se detiene en la esquina y seguimos conversando. le digo que no baje la bandera, pero dice: "no, ahora es fuera del viaje. seguimos charlando". y el tachero sigue contando cómo logró mantener una familia, con amor, a su modo, con los consejos que las estúpidas revistas para mujeres en las peluquerías dicen siempre mal, con total naturalidad. y hay detalles que esta crónica no puede ni quiere revelar, pero que muestran que hay seres humanos en todas partes y que se trata de verlos y de reconocerse uno como ellos. lo de las nenas, que son chicas todavía, a veces interrumpe el amor, pero siempre hay maneras de arreglarlo, y el tachero se sonríe, para sí, como si tuviera un secreto. y es claro que lo tiene, pero es claro que significa que cada uno debería hacerse la pregunta. ¿cómo amar? ¿cómo construir el amor?  entonces dice: "porque esto es serio, cuando vos elegís una mujer, entonces hay cosas que no corren. acá, en el taxi, se ven cosas. y no te hacés una idea". espero. ya las dirá. "hace unas semanas se subió una mina, de esas bien vestidas, de pocitos, incluso con una bandeja del emporio de los sándwiches" (atención, eso significa algo, símbolo). y me dio la dirección, por el Cerro. allá fuimos. cuando llegamos, le dije: son 450. y la mina me dice (una rubia de esas): tengo 400. y yo le digo: o 450 o nos vamos a la 24 -la comisaría del barrio".  hace un alto en el relato y me mira, serio: "y la mina me dice: a la 24 no, date una vuelta por ahí, y lo arreglamos como vos quieras". bien. silencio. me imagino la situación. el tachero dice: "¿vos te das cuenta? qué falta de dignidad. ni por cincuenta ni por mil. esa mina no se quería nada. así no se puede andar por la vida. esa mina no entendió nada. está perdida. y no es que critique lo que haga con su vida. es que no se hace así". salute. así que todavía hay personas con valores y principios. vamos bien. no está todo perdido, como a veces nos quieren hacer creer. entonces le pregunto el nombre: pablo. "¿y tu mujer?" "regina". bien, le digo. te agradezco la charla. y él dice: "así son las cosas. amar y seguir en  esto no es fácil. pero de a dos, y con buena voluntad y sabiendo lo que querés, se puede. en serio que se puede, se trata de encontrar en cada día algo del otro, y recordarlo. es así. y regina es mi vida". me bajé del taxi, preguntándome qué buena estrella me tocó esta vez, que me puso esto ante los ojos.
(esta historia es para charli, que va a entender, espero).