kate tiene 69 años, fue beatnik afrancesada y después, a mediados de los sesenta, se hizo hippie. es como escuchar a kerouak a punto de escribir on the road. es una mujer preciosa.
se parece a joni mitchel y a Marianne faithfull y a John mayal, porque tiene el pelo lacio y canoso y lo que menos parece es una británica de pura cepa. aunque como es del norte, el acento es un poco diferente y más amable y simpático que el de los londinenses. y habla con una cadencia distinta, más pausada, lo que la hace comprensible. y deja que le saque una fotografía.
dice: en mi adolescencia, los rolling stones y los beatles no sonaban para nada, y nosotros pensábamos en francois Hardy y en Sartre. éramos franceses, andábamos con los libros de jean genet bajo el brazo. hasta que empezó a sonar aquella música.
vive aquí y allá, y cuando la hija tenía siete años, se fue a afghanistán, antes de que "empezara todo", y anduvo entre Kabul, istambul y otros lugares, a dedo, yendo y viniendo.
conoció a su actual compañero de casualidad, haciendo dedo. resultó ser un inglés, "el chico de la casa de al lado", y ese encuentro era imposible, pero vio su pasaporte y el apellido le sonó conocido y resultó que eran de un pueblo, increíble que dos personas coincidieran en un lugar tan alejado como Pakistán. parece lao tsé y su relato de la aldea: si el relato de la aldea es real, representará a cualquier aldea del mundo.
entonces kate dice que vayamos a cenar a un lugar que no es muy "fancy", pero que es real, queda acá nomás, cruzando la avenida, a donde van las familias griegas, y es cierto. pero antes hay que pasar por un kiosco a comprar papel para armar cigarrillos, porque sólo fuma armados. "lo demás es porquería", dice.
allá vamos.
es una taberna, una fonda. se puede fumar, agrega, lo cual es bueno.
pide vino de la casa, que traen en esas jarras de metal que lo mantienen frío una eternidad, y después elige platos del menú: un verdadera cena griega, como comen los griegos cuando son griegos, pese a la crisis, pese a todo. "comida de campesinos", aclara, y se entiende lo que quiere decir.
los restaurantes se parecen a todos: acá, en parís, en Berlín, en Milán, en Madrid. se pierde el sabor de la cosa en sí.
estoy de acuerdo con ella. porque el queso picante y frito viene envuelto en papel de aluminio y no hay platos si no se pide, y las papas huelan a las de cocinaría alguien en su casa.
unas tortillitas de garbanzo, una pasta con camarones, unas papas asadas y un queso picante, un pan negro gruesísimo y ancho. y el vino. y los cigarrillos.
(dios nos salve y guarde de alguien tan aburrido como nuestro futuro presidente que anuló el placer de fumar en un bar)
la conversación se desgrana entre los rolling stones, pink Floyd,king crimson y alguna otra cosa. después al humor inglés y después a lo cosmopolita que puede ser una sociedad antes y después del terrorismo. antes, dice, los policías ingleses no usaban armas y uno se sorprendía en otros países al verlos armados. los ingleses usan armas para cazar. y tenemos una reina. extranjeros creen que la reina gobierna, pero no. y no tenemos presidente. ríe.
como hippie y beatnik, viajó por diferentes países del mundo, en forma azarosa. incluso Centroamérica antes de la revolución sandinista.
kate me recuerda lecturas de la adolescencia, una suerte de ingenuidad y una certeza propia del primer mundo. dice que tanto le quitó gran Bretaña (y otros países como Holanda, Bélgica, etc.) a áfrica y asia, que ahora esos países lo quieren de vuelta. lo entiende y lo acepta. es curioso cómo se lee la historia de un lado y del otro. hablamos de hobsbawm, escuchamos trouble in mind y alguna otra cosa de aquellos años, y hablamos de Mike leigh, que es posterior, y que cuando era joven no tenía noción de lo que era gran Bretaña, y que ahora sigue sin tenerla, pero que de todos modos, cuando le preguntan qué le gustaría ser si no fuera inglesa, no sabe qué responder. "holandesa", dice al rato, "los holandeses me gustan, viví allí un tiempo". le pido que me relate su vida en afghanistán; y después de cuando fue voluntaria en un ashram budista en india, y que adelgazó diez kilos. y después quiere saber cómo es Sudamérica, y es difícil explicar que es como una colcha de retazos, con muchas costuras en común, pero con tantas cosas diferentes. me dice que no parezco sudamericana, y debo decirle que tiene razón. pero qué le vamos a hacer. ¿qué aspecto tiene un sudamericano? nadie sabe. no sé cómo pasamos a la heroína. dice que fue una sola vez, y que única. coincidimos, la heroína es para una vez y nunca más. estaba en india. en el templo de los monos, con su hija rachel, de siete años, en una tormenta portentosa. le pregunto por qué no escribió su peri8lplo. me dice que alguien escribió sobre un viaje similar, con una hija llamada rachel. coincidencia.
pero tiene una nieta que se llama ruby, que nació un martes. ruby tuesday, digo. sí, pero mi hijo no se dio cuenta. es la diferencia cultural.
- ¿eres periodista?- me pregunta de pronto.
- a veces - le respondo.
- tengo una amiga periodista, pero lo que escribe no me interesa mucho.
no sé qué responderle.
tiene los ojos brillantes, celestes, arrugas en algunas partes del rostro y dice que a su edad, después de haber pasado por tanta cosa, se siente como si tuviera 12 años. "hay todo para descubrir", dice, y espera que entienda, y creo que lo hago.
- ¿y qué piensas de los ingleses?- me pregunta de pronto, mientras arma el segundo porro.
(y antes quiso saber si me molestaba que fumara, y le digo: go ahead, en mi país es legal).
- los ingleses me caen bastante bien.
- ¿por qué?
- por el sentido del humor, que es negro y sangriento. por las películas y las series de televisión. y porque Londres me resultó un lugar donde la gente parece convivir pacíficamente.
le expliqué lo que vi y dijo que para un inglés es diferente.
nunca entenderé la diferencia entre "inglés" y "británico", pero más vale no preguntar.
sé que esta semblanza es inútil; pero kate -de quien no conozco el apellido y no sé si veré alguna otra vez en mi vida- representa al viajero universal, al que va y viene de un lado al otro, porque así creció, con un padre que recordaba la primera guerra mundial y la segunda guerra mundial y que decidió tomar clases de alemán, para comprender a "los otros" y que llevó a sus hijos a la selva negra, donde se dieron cuenta de que algo no funcionaba del todo bien, pese a que todos eran muy amables, pero ambas partes se sentían culpables no sabe bien de qué ni por qué.
entonces hablamos de la diferencia entre merkel y el gobierno, y los alemanes, en caso de que pueda hablarse de algo así. y digo que no sé, que mis amigos son alternativos, y los alternativos son universales, no tienen patria. y se ríe. y es como ver a janis joplin reírse, porque cuando le digo que el rock nació en gran Bretaña salta con jimi hendrix y me deja sin argumentos, y menos con el blues y con el jazz. bueno, es una inglesa avispada, me digo, hippie de verdad.
así transcurre la noche, y de Marianne faithfull pasamos a pachelbel,lenguaje universal, y tan luego me da algunas recomendaciones muy útiles para el viaje de regreso y me dice que me guarde las almendras ahumadas que trajo, que son buenas para un largo viaje. me muestra cómo apagar la llave del calefón y de la calefacción central, y me da consejos acerca de la estufa.
y después quedamos en vernos en york, en la casona que habita en los terrenos bajo el castillo, los terrenos de los primeros burgueses de la zona donde vive con aquel inglés que conoció en su hacer dedo en Afganistán y que resultó ser el chico de la cuadra.
- hace cuarenta años que estamos juntos; tenemos dos hijos en común, y dormitorios separados. y cada tanto me voy. y él se queda. y así vamos. no imagino la vida distinta de esto. es el día a día - dice y sonríe.
me prometo visitarla en york. y después encuentra la bufanda que dejó olvidada hace unos días y se emociona. la tejió una diseñadora de Ralph Laurent, su mejor amiga, que tiene un cáncer terminal.
el cáncer no distingue nacionalidades ni mundos. y se morirá pronto y se quedará sin su mejor amiga.
la acompaño a la puerta y le digo adiós. otro nombre para la lista. otra persona en la red de personas que navegan por el mundo y se cruzan y se entienden y después dejan de estar hasta la siguiente vez.
se parece a joni mitchel y a Marianne faithfull y a John mayal, porque tiene el pelo lacio y canoso y lo que menos parece es una británica de pura cepa. aunque como es del norte, el acento es un poco diferente y más amable y simpático que el de los londinenses. y habla con una cadencia distinta, más pausada, lo que la hace comprensible. y deja que le saque una fotografía.
dice: en mi adolescencia, los rolling stones y los beatles no sonaban para nada, y nosotros pensábamos en francois Hardy y en Sartre. éramos franceses, andábamos con los libros de jean genet bajo el brazo. hasta que empezó a sonar aquella música.
vive aquí y allá, y cuando la hija tenía siete años, se fue a afghanistán, antes de que "empezara todo", y anduvo entre Kabul, istambul y otros lugares, a dedo, yendo y viniendo.
conoció a su actual compañero de casualidad, haciendo dedo. resultó ser un inglés, "el chico de la casa de al lado", y ese encuentro era imposible, pero vio su pasaporte y el apellido le sonó conocido y resultó que eran de un pueblo, increíble que dos personas coincidieran en un lugar tan alejado como Pakistán. parece lao tsé y su relato de la aldea: si el relato de la aldea es real, representará a cualquier aldea del mundo.
entonces kate dice que vayamos a cenar a un lugar que no es muy "fancy", pero que es real, queda acá nomás, cruzando la avenida, a donde van las familias griegas, y es cierto. pero antes hay que pasar por un kiosco a comprar papel para armar cigarrillos, porque sólo fuma armados. "lo demás es porquería", dice.
allá vamos.
es una taberna, una fonda. se puede fumar, agrega, lo cual es bueno.
pide vino de la casa, que traen en esas jarras de metal que lo mantienen frío una eternidad, y después elige platos del menú: un verdadera cena griega, como comen los griegos cuando son griegos, pese a la crisis, pese a todo. "comida de campesinos", aclara, y se entiende lo que quiere decir.
los restaurantes se parecen a todos: acá, en parís, en Berlín, en Milán, en Madrid. se pierde el sabor de la cosa en sí.
estoy de acuerdo con ella. porque el queso picante y frito viene envuelto en papel de aluminio y no hay platos si no se pide, y las papas huelan a las de cocinaría alguien en su casa.
unas tortillitas de garbanzo, una pasta con camarones, unas papas asadas y un queso picante, un pan negro gruesísimo y ancho. y el vino. y los cigarrillos.
(dios nos salve y guarde de alguien tan aburrido como nuestro futuro presidente que anuló el placer de fumar en un bar)
la conversación se desgrana entre los rolling stones, pink Floyd,king crimson y alguna otra cosa. después al humor inglés y después a lo cosmopolita que puede ser una sociedad antes y después del terrorismo. antes, dice, los policías ingleses no usaban armas y uno se sorprendía en otros países al verlos armados. los ingleses usan armas para cazar. y tenemos una reina. extranjeros creen que la reina gobierna, pero no. y no tenemos presidente. ríe.
como hippie y beatnik, viajó por diferentes países del mundo, en forma azarosa. incluso Centroamérica antes de la revolución sandinista.
kate me recuerda lecturas de la adolescencia, una suerte de ingenuidad y una certeza propia del primer mundo. dice que tanto le quitó gran Bretaña (y otros países como Holanda, Bélgica, etc.) a áfrica y asia, que ahora esos países lo quieren de vuelta. lo entiende y lo acepta. es curioso cómo se lee la historia de un lado y del otro. hablamos de hobsbawm, escuchamos trouble in mind y alguna otra cosa de aquellos años, y hablamos de Mike leigh, que es posterior, y que cuando era joven no tenía noción de lo que era gran Bretaña, y que ahora sigue sin tenerla, pero que de todos modos, cuando le preguntan qué le gustaría ser si no fuera inglesa, no sabe qué responder. "holandesa", dice al rato, "los holandeses me gustan, viví allí un tiempo". le pido que me relate su vida en afghanistán; y después de cuando fue voluntaria en un ashram budista en india, y que adelgazó diez kilos. y después quiere saber cómo es Sudamérica, y es difícil explicar que es como una colcha de retazos, con muchas costuras en común, pero con tantas cosas diferentes. me dice que no parezco sudamericana, y debo decirle que tiene razón. pero qué le vamos a hacer. ¿qué aspecto tiene un sudamericano? nadie sabe. no sé cómo pasamos a la heroína. dice que fue una sola vez, y que única. coincidimos, la heroína es para una vez y nunca más. estaba en india. en el templo de los monos, con su hija rachel, de siete años, en una tormenta portentosa. le pregunto por qué no escribió su peri8lplo. me dice que alguien escribió sobre un viaje similar, con una hija llamada rachel. coincidencia.
pero tiene una nieta que se llama ruby, que nació un martes. ruby tuesday, digo. sí, pero mi hijo no se dio cuenta. es la diferencia cultural.
- ¿eres periodista?- me pregunta de pronto.
- a veces - le respondo.
- tengo una amiga periodista, pero lo que escribe no me interesa mucho.
no sé qué responderle.
tiene los ojos brillantes, celestes, arrugas en algunas partes del rostro y dice que a su edad, después de haber pasado por tanta cosa, se siente como si tuviera 12 años. "hay todo para descubrir", dice, y espera que entienda, y creo que lo hago.
- ¿y qué piensas de los ingleses?- me pregunta de pronto, mientras arma el segundo porro.
(y antes quiso saber si me molestaba que fumara, y le digo: go ahead, en mi país es legal).
- los ingleses me caen bastante bien.
- ¿por qué?
- por el sentido del humor, que es negro y sangriento. por las películas y las series de televisión. y porque Londres me resultó un lugar donde la gente parece convivir pacíficamente.
le expliqué lo que vi y dijo que para un inglés es diferente.
nunca entenderé la diferencia entre "inglés" y "británico", pero más vale no preguntar.
sé que esta semblanza es inútil; pero kate -de quien no conozco el apellido y no sé si veré alguna otra vez en mi vida- representa al viajero universal, al que va y viene de un lado al otro, porque así creció, con un padre que recordaba la primera guerra mundial y la segunda guerra mundial y que decidió tomar clases de alemán, para comprender a "los otros" y que llevó a sus hijos a la selva negra, donde se dieron cuenta de que algo no funcionaba del todo bien, pese a que todos eran muy amables, pero ambas partes se sentían culpables no sabe bien de qué ni por qué.
entonces hablamos de la diferencia entre merkel y el gobierno, y los alemanes, en caso de que pueda hablarse de algo así. y digo que no sé, que mis amigos son alternativos, y los alternativos son universales, no tienen patria. y se ríe. y es como ver a janis joplin reírse, porque cuando le digo que el rock nació en gran Bretaña salta con jimi hendrix y me deja sin argumentos, y menos con el blues y con el jazz. bueno, es una inglesa avispada, me digo, hippie de verdad.
así transcurre la noche, y de Marianne faithfull pasamos a pachelbel,lenguaje universal, y tan luego me da algunas recomendaciones muy útiles para el viaje de regreso y me dice que me guarde las almendras ahumadas que trajo, que son buenas para un largo viaje. me muestra cómo apagar la llave del calefón y de la calefacción central, y me da consejos acerca de la estufa.
y después quedamos en vernos en york, en la casona que habita en los terrenos bajo el castillo, los terrenos de los primeros burgueses de la zona donde vive con aquel inglés que conoció en su hacer dedo en Afganistán y que resultó ser el chico de la cuadra.
- hace cuarenta años que estamos juntos; tenemos dos hijos en común, y dormitorios separados. y cada tanto me voy. y él se queda. y así vamos. no imagino la vida distinta de esto. es el día a día - dice y sonríe.
me prometo visitarla en york. y después encuentra la bufanda que dejó olvidada hace unos días y se emociona. la tejió una diseñadora de Ralph Laurent, su mejor amiga, que tiene un cáncer terminal.
el cáncer no distingue nacionalidades ni mundos. y se morirá pronto y se quedará sin su mejor amiga.
la acompaño a la puerta y le digo adiós. otro nombre para la lista. otra persona en la red de personas que navegan por el mundo y se cruzan y se entienden y después dejan de estar hasta la siguiente vez.