las declaraciones del ministro de defensa- actual, en el gobierno de josé mujica, y el entrante, de tabaré vázquez- han encendido el debate y la indignación.
la pregunta es: ¿por qué ahora y no antes? ¿qué parece encender a una parte de la opinión pública en contra de los dichos? ¿ y por qué ahora?
parece que vivimos en un país donde importan más las palabras que las acciones. como si las palabras del ministro de defensa fueran muy diferentes de sus acciones.
vuelve la pregunta: ¿por qué el ministro de defensa actúa así?
hay que sumergirse en la larga historia de la historia reciente, que no está dilucidada en este país, y que ha sido trastocada, una y otra vez, por los distintos protagonistas.
arrogarle al ministro de defensa toda la "culpabilidad" de los dichos, que son consecuencia de los hechos largo tiempo acontecidos, es tener una visión corta. habría que ir mucho más atrás en el tiempo y preguntarse sobre otros asuntos. que nadie parece haberse preguntado, sinceramente, siempre fue mucho más sencillo encontrar culpables aquí y allá y hacer de cuenta de que hubo cosas, en este país, que no acontecieron.
lo que hace el ministro de defensa es coherente con el discurso instalado. no se trata de suponer que hay viejos pactos de silencio entre unos y otros. parece que se trata de cosmogonías mucho más profundas, instaladas, cuestiones a las que la política nacional no está acostumbrada a analizar, ni a ver ni a cuestionar.
las palabras del ministro, en relación con la verdad, encierran mucha rabia. una rabia que da le impresión que deviene de la incomprensión de todos nosotros, la sociedad civil, esa que no supo entender en su momento, y parece no comprender ahora. entonces, antes que nada, habría que pedirle al ministro de defensa que explicara desde dónde habla y por qué dice lo que dice, y dejar de lado, por un instante, las ofensas mayúsculas que le hizo a quienes defienden, en el lado débil que les ha sido asignado, los derechos humanos.
¿qué piensa el ministro de defensa cuando dice lo que dice? ¿y por qué lo dice?
el ministro de defensa es un ser humano como todos. con su historia, con sus circunstancias, con su circunpencción, como todos. la diferencia es que no es una persona cualquiera, es titular de un gobierno, tiene voz pública.
por algo dice lo que dice y cómo lo dice. habría que preguntarle si no le duele el silencio. habría que preguntarle qué lo lleva a querer perdonar a quienes niegan justicia y verdad (el silencio también incluye el de los civiles que callan).
este ministro de defensa llena de compasión. porque debe vivir en una democracia en la que él en su momento no creyó, pero que es la que le permite vivir. y es la que acoge a todos, sobre todo a los que se pregunta y exigen saber qué pasó con los que no están. pero hay que pensar, también, que no es justo que pagan todos por algunos, y eso es lo que carga este ministro de defensa sobre sus hombros en la medida en que calla lo que sabe o lo que no sabe.
lo "malo" de todo esto es que quienes llegan al poder, democráticamente electos, hacen de cuenta de que estos temas no existen, en aras de no se sabe qué. hace que se discuta lo indiscutible, y que se olvide quiénes son los verdaderos responsables del silencio y la injusticia.
en aras de lo que fue, podría pedírsele al ministro de defensa, que explicara sus dichos y lo que los motiva.
la pregunta es: ¿por qué ahora y no antes? ¿qué parece encender a una parte de la opinión pública en contra de los dichos? ¿ y por qué ahora?
parece que vivimos en un país donde importan más las palabras que las acciones. como si las palabras del ministro de defensa fueran muy diferentes de sus acciones.
vuelve la pregunta: ¿por qué el ministro de defensa actúa así?
hay que sumergirse en la larga historia de la historia reciente, que no está dilucidada en este país, y que ha sido trastocada, una y otra vez, por los distintos protagonistas.
arrogarle al ministro de defensa toda la "culpabilidad" de los dichos, que son consecuencia de los hechos largo tiempo acontecidos, es tener una visión corta. habría que ir mucho más atrás en el tiempo y preguntarse sobre otros asuntos. que nadie parece haberse preguntado, sinceramente, siempre fue mucho más sencillo encontrar culpables aquí y allá y hacer de cuenta de que hubo cosas, en este país, que no acontecieron.
lo que hace el ministro de defensa es coherente con el discurso instalado. no se trata de suponer que hay viejos pactos de silencio entre unos y otros. parece que se trata de cosmogonías mucho más profundas, instaladas, cuestiones a las que la política nacional no está acostumbrada a analizar, ni a ver ni a cuestionar.
las palabras del ministro, en relación con la verdad, encierran mucha rabia. una rabia que da le impresión que deviene de la incomprensión de todos nosotros, la sociedad civil, esa que no supo entender en su momento, y parece no comprender ahora. entonces, antes que nada, habría que pedirle al ministro de defensa que explicara desde dónde habla y por qué dice lo que dice, y dejar de lado, por un instante, las ofensas mayúsculas que le hizo a quienes defienden, en el lado débil que les ha sido asignado, los derechos humanos.
¿qué piensa el ministro de defensa cuando dice lo que dice? ¿y por qué lo dice?
el ministro de defensa es un ser humano como todos. con su historia, con sus circunstancias, con su circunpencción, como todos. la diferencia es que no es una persona cualquiera, es titular de un gobierno, tiene voz pública.
por algo dice lo que dice y cómo lo dice. habría que preguntarle si no le duele el silencio. habría que preguntarle qué lo lleva a querer perdonar a quienes niegan justicia y verdad (el silencio también incluye el de los civiles que callan).
este ministro de defensa llena de compasión. porque debe vivir en una democracia en la que él en su momento no creyó, pero que es la que le permite vivir. y es la que acoge a todos, sobre todo a los que se pregunta y exigen saber qué pasó con los que no están. pero hay que pensar, también, que no es justo que pagan todos por algunos, y eso es lo que carga este ministro de defensa sobre sus hombros en la medida en que calla lo que sabe o lo que no sabe.
lo "malo" de todo esto es que quienes llegan al poder, democráticamente electos, hacen de cuenta de que estos temas no existen, en aras de no se sabe qué. hace que se discuta lo indiscutible, y que se olvide quiénes son los verdaderos responsables del silencio y la injusticia.
en aras de lo que fue, podría pedírsele al ministro de defensa, que explicara sus dichos y lo que los motiva.