lunes, 22 de diciembre de 2014

sobre el ministro de defensa

las declaraciones del ministro de defensa- actual, en el gobierno de josé mujica, y el entrante, de tabaré vázquez- han encendido el debate y la indignación.
la pregunta es: ¿por qué ahora y no antes? ¿qué parece encender a una parte de la opinión pública en contra de los dichos? ¿ y por qué ahora?

parece que vivimos en un país donde importan más las palabras que las acciones. como si las palabras del ministro de defensa fueran muy diferentes de sus acciones.

vuelve la pregunta: ¿por qué el ministro de defensa actúa así?

hay que sumergirse en la larga historia de la historia reciente, que no está dilucidada en este país, y que ha sido trastocada, una y otra vez, por los distintos protagonistas.

arrogarle al ministro de defensa toda la "culpabilidad" de los dichos, que son consecuencia de los hechos largo tiempo acontecidos, es tener una visión corta. habría que ir mucho más atrás en el tiempo y preguntarse sobre otros asuntos. que nadie parece haberse preguntado, sinceramente, siempre fue mucho más sencillo encontrar culpables aquí y allá y hacer de cuenta de que hubo cosas, en este país, que no acontecieron.

lo que hace el ministro de defensa es coherente con el discurso instalado. no se trata de suponer que hay viejos pactos de silencio entre unos y otros. parece que se trata de cosmogonías mucho más profundas, instaladas, cuestiones a las que la política nacional no está acostumbrada a analizar, ni a ver ni a cuestionar.

las palabras del ministro, en relación con la verdad, encierran mucha rabia. una rabia que da le impresión que deviene de la incomprensión de todos nosotros, la sociedad civil, esa que no supo entender en su momento, y parece no comprender ahora. entonces, antes que nada, habría que pedirle al ministro de defensa que explicara desde dónde habla y por qué dice lo que dice, y dejar de lado, por un instante, las ofensas mayúsculas que le hizo a quienes defienden, en el lado débil que les ha sido asignado, los derechos humanos.
¿qué piensa el ministro de defensa cuando dice lo que dice? ¿y por qué lo dice?

el ministro de defensa es un ser humano como todos. con su historia, con sus circunstancias, con su circunpencción, como todos. la diferencia es que no es una persona cualquiera, es titular de un gobierno, tiene voz pública.
por algo dice lo que dice y cómo lo dice. habría que preguntarle si no le duele el silencio. habría que preguntarle qué lo lleva a querer perdonar a quienes niegan  justicia y verdad (el silencio también incluye el de los civiles que callan).

este ministro de defensa  llena de compasión. porque debe vivir en una democracia en la que él en su momento no creyó, pero que es la que le permite vivir. y es la que acoge a todos, sobre todo a los que se pregunta y exigen saber qué pasó con los que no están. pero hay que pensar, también, que no es justo que pagan todos por algunos, y eso es lo que carga este ministro de defensa sobre sus hombros en la medida en que calla lo que sabe o lo que no sabe.

lo "malo" de todo esto es que quienes llegan al poder, democráticamente electos, hacen de cuenta de que estos temas no existen, en aras de no se sabe qué. hace que se discuta lo indiscutible, y que se olvide quiénes son los verdaderos responsables del silencio y la injusticia.

en aras de lo que fue, podría pedírsele al ministro de defensa, que explicara sus dichos y lo que los motiva.


la previa a la noche buena/frivolidad?

cena con una tía especial de esas cuyo apellido está en nombres de calles, y que ha sabido tener muchas -demasiadas- hectáreas en su haber. vida como tantas, las clases no hacen la diferencia: casamientos, hijos, infidelidades, divorcios, etc. y al final de la vida esto: quién me escucha los recuerdos, las vivencias. humanidad, al fin.

en esa casa, en la que se cena con mantelería de hilo bordado, platos de porcelana y platería, y copas de cristal de todo tipo - a dios gracias, y tenemos a mónica escribiendo de eso hace años- hay una señora que cocina y atiende.

la señora que atiende -léase en viejos léxicos políticamente incorrectos: la empleada, por no llamarla de otro modo- hace regalos de navidad. recibe los suyos, y todos son a tono. ¿quién lee a quién? ¿desde cuándo sabe qué me caracteriza? ¿dónde leyó lo que leyó (se trata de una lectura simbólica, claro)?suena beethoven en el fondo, qué maravilla que nadie cuestiona, a quién se le ocurre pensar que beethoven (al fin y al cabo se quedó sordo por los golpes que le propinaba el padre en la cabeza, ¿eso se entenderá como violencia doméstica? todos los niños golpeados son beethoven en potencia?)

el asunto es que hay relámpagos, alarte naranja o amarilla o roja, da lo mismo, porque el servicio meteorológico no es confiable, pero el cielo oscuro y relampagueante, sí. entonces los "de este lado" deciden acercar al servicio hasta su casa, faltaba más, porque es noche oscura, tormentosa y el transporte, incierto. y allá vamos. ¿la dirección estará en el gps? quién sabe. nombres de calles que nadie conoce, nadie que no haya vivido la inclusión, que se haya "animado" a salir del cuadrilátero "seguro". ¿desde cuándo una patrona lleva a la empleada a su casa? se conversa. claro que sí. se conversa de humanidades. sería esto posible en un país de hace diez años? no. no sería posible. no de este modo.

y se habla de asuntos que rara vez son tratados. dice ella: mi madre me educó: el apellido. la honestidad. es lo que hay. jamás hay que traicionarlo. es lo que tengo.
ay, es lo que hay, piensa uno, y piensa en cuántos se olvidan de que lo único que se tiene es la palabra dada, el apellido y la honestidad.
se habla de quién roba y quién no, de por qué se roba y por qué no.
y mientras la noche transcurre y el gps no sirve de mucho (el gps, sospecho, es clasista!), uno abraza esa noche- esta noche- y se pregunta dónde cornos se perdió aquello que no se sabe qué es, pero cuando se percibe, se detiene en el detalle, está ahí, al alcance de la mano.

viva la navidad, podría decir uno, y pensar en el viejo marx y en el viejo freud y en tantos viejos dando vueltas por ahí, mientras la gente vive, sufre, comprende y sigue sin  bajar los brazos, no importa quién esté al frente del asunto. se trata de distinguir, parece, entre no traicionar lo que uno es (las raíces, cierta educación en valores) y todo lo otro. el oportunismo, la baratura, la indignidad, no importa de dónde venga.

feliz navidad, le decimos, antes de que entre en su casa y nos despidamos. después, es cuestión, sin gps, de encontar el camino de vuelta.

mea culpa.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Santa Bernardina, Durazno, diciembre 2014

Santa Bernardina, Durazno

El barrio - Santa Bernardina- tiene 1500 vecinos, según me informan, en el departamento de Durazno. Durazno,  la ciudad, está habitada por unas 50 mil almas. Es decir, el barrio es chico. Por decirlo de algún modo. Queda un poco alejado del Centro, muy cerca del aeropuerto de la Fuerza Aérea, que es un aeropuerto alternativo (dícese del aeropuerto que recibe naves cuando Carrasco no puede funcionar). Es decir, no es un aeropuerto menor. Allí también está la "villa militar", donde viven los oficiales de la Fuerza Aérea, y otros. Casitas lindas, de ladrillo, con jardincitos y techos a dos aguas, iluminadas cuando cae la noche, silenciosas.Pacíficas.

Heber Souza me recibe en el Centro de Integración Barrial de Santa Bernardina (*). Es un local de techo curvo, con paredes pintadas a la cal y una orgullosa cartelera donde destacan noticias de la policía comunitaria. Me presenta a la oficial, una mujer sonriente y afable que tiene un hijo chico-lo conozco después- que destaca por su energía que dan ganas de atarlo porque no para de moverse.

En ese Centro pasan cosas. Hay una biblioteca del barrio, con libros de todo tipo, mucha literatura nacional (para mi sorpresa), muchos libros infantiles (para mi sorpresa) y muchas enciclopedias (para mi sorpresa). También hay carteles con los nombres de los funcionarios a cargo, gente que trabaja allí, para el barrio, que es lindo, tranquilo, con casas bajas, jardincitos delanteros y mucho verde. Me dicen que abren las oficinas a las 6 de la mañana. Trato de imaginarme a nuestra Intendencia a esa hora. Es un ejercicio difícil.

A Heber Souza lo conocí en Chañaral, la primera vez que fui, y me conmovió la dedicación a su trabajo y su pasión por el departamento. Entonces no sorprende que todos lo saluden y que él hable con cada uno, con la simpatía habitual, esa cosa carismática y cariñosa que todavía se vive en el interior. Me digo que Montevideo debería mirar con más atención al interior, del que tenemos mucho que aprender.
Después alguna gente me comenta que en Montevideo no tratan bien a la gente del interior. Que incluso han visto un pegotín que dice "sos del interior, jodete". No lo vi, pero lo creo posible y me disculpo.

Acá la gente se saluda, dice "salud" si alguien estornuda, cede el paso y se ríe y escucha lo que dicen los demás. Montevideo es un atraso, me digo, y recuerdo un artículo que leí hace poco de cuánto daño le ha hecho la urbanización exagerada a esta ciudad, que separó a los vecinos...

Pues que aquí estamos. Heber me invitó a dar una charla para un público ecléctico, según me adelantó, sobre "Comunicación y escritura". No sabe en el lío que me metió, porque no es un tema menor. Así que desde octubre he estado pensando en el asunto, y cuánto más lo pensé, menos claro tenía el panorama. Después decidí que vería cómo era el público y vería, sobre la marcha, cómo decir lo que había pensado. Y el público realmente es las "fuerzas vivas" de una colectividad. Allí hay madres y abuelas y niños chicos, y funcionarios municipales, y policías y algún militar, y personas de todo tipo, pero en común: son vecinos del barrio, agradecidos por esta actividad. Entonces, después de las palabras del Intendente de Durazno, que para mi sorpresa se sienta entre el público y se queda, las de Heber y las de algún otro, me toca hablar. ¿Qué les puedo decir, si soy yo la que está aquí para aprender? Pero digo algo, claro, sobre lo que considero que es la responsabilidad del escritor en relación con el lector, al que rara vez conoce. Sobre la responsabilidad de las palabras y sobre la necesidad de las palabras. Sobre el vínculo con la comunicación, y Heber interviene y pregunta si creo que la escritura ayuda a la comunicación. Entonces se abre el ruedo, y algunas personas hablan, comentan, sobre la lectura, sobre la escritura, y los niños se silencian, y es un tiempo increíblemente enriquecedor y afectuoso. Agradezco la invitación de Heber, y la paciente atención del público que ha colmado la sala, mientras afuera se ha hecho de noche y es verano y algunos niños juegan en la calle como ya no se ve en Montevideo. Después, hay entrega de reconocimientos, porque este Centro de Integración Barrial dicta cursos para los vecinos que quieran asistir, con la intención, también, de ofrecerles una salida laboral. Y la gente aplaude, y yo fumo en silencio y se me hace que estoy en otra parte, donde la gente es gente y pese a las dificultades está feliz. Parece tan sencillo. Y mientras Alicia, la compañera de Heber, sirve saladitos y sándwiches y me pone un plato entre las manos para "que me alimente, porque no comés nada, nena", me digo que hay una continuidad con lo que hacemos en Chañaral.

Heber comenta sobre el grupo de murga de adultos mayores y otros proyectos que desarrollan; también, que en ese Centro, todos limpian, barren, pintas las paredes y trabajan como descosidos. Entonces pienso que para esto sirve ser escritor. Me quedo con estos encuentros, con estos intercambios, con los ojos brillantes de esas mujeres y hombres que se han acercado para escuchar hablar de este tema, que claramente no es un tema que cambie al mundo, pero que de algún modo les interesa. La noche sigue lenta. Heber me convida con un vino dulce. Es diciembre, se acercan las fiestas, hay arbolitos de Navidad en las casas, y esto es una celebración. Ojalá haya muchos Centros Integrales Barriales en este país; ojalá haya muchos Heber Souza y Alicias para sacar adelante este trabajo que le devuelve a la gente la sensación y el sentimiento de ser eso, gente, personas, seres humanos.

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(*) Estos Centros surgen como iniciativas de las Intendencias en relación con la descentralización para fortalecer los vínculos con las comunidades.

jueves, 30 de octubre de 2014

algo llamado heteronormatividad

que la sexualidad y el género cambiaron radicalmente, y que vivimos en un mundo otro en relación con este asunto y con los vínculos y los afectos asociados a la ruptura de la heterosexualidad como patrón de conducta, no puede caberle la menor duda a nadie. incluso si alguien quisiera negarlo, y se asiera a la balsa de la heterosexualidad y dijera que de todos modos el mundo y la sociedad bienpensante se basan en esa construcción, no se estaría dando cuenta de hasta qué punto se equivoca y corre el riesgo de perder el tren.

en particular, sin embargo, y dejando de lado los transgéneros -los más radicales, por ejemplo-, o las diferencias entre transformistas, travestis y trans- hay un asunto que me parece no menor y es hasta qué punto quienes se creen libres de prejuicios y abiertos de mente no se dan cuenta de cómo la heteronormatividad los sigue encorsetando.

el caso es el siguiente: una mujer se saca una fotografía junto a un varón, que la abraza levemente por los hombros. el abrazo no es ni lascivo, ni amoroso, ni sensual. podría decirse que es un abrazo entre dos seres humanos. la foto, sin embargo, ocasiona malestar. algunos, cuando la ven, se sienten ofendidos y piensan que la mujer ha obrado mal. sospechan y de inmediato piensan mal de ella. se instala la suspicacia. entre un hombre y una mujer, parecen pensar, sólo puede ocurrir una cosa.

(pensamiento que limita tanto las posibilidades de cualquier vínculo humano que asusta)


esa misma mujer se saca una fotografía junto a otra mujer, que la abraza levemente por los hombros. sin embargo, nadie duda de  que entre ambas no "ocurre" nada. a nadie se le pasa por la cabeza que esas mujeres pueden, por ejemplo, tener una relación.

es decir: se instala la diferencia entre "mujer abrazada por hombre" y "mujer abrazada por mujer" en un imaginario colectivo, una diferencia ni dicha ni explicitada, pero que se ha instalado en el sentido común, y desde allí opera.

¿por qué no?

porque la heteronormatividad también opaca, ignora y discrimina la homosexualidad o la bisexualidad femeninas. vale decir, ningún hombre, en su sano juicio, se escandalizaría si su mujer (esposa, novia, amante, o lo que fuera) se tomara una fotografía abrazada a otra mujer, porque no se le pasaría por la cabeza la posibilidad de que su mujer pudiera tener alguna inclinación homosexual o bisexual o, como también con ironía le he escuchado decir a un gay amigo, ser heterocuriosa (dícese de los heterosexuales que sienten curiosidad por la homosexualidad y hacen la prueba, para saciarla).

el lesbianismo, desde tiempos inmemoriales, ha sido, de las elecciones sexuales, quizá la más opacada y discriminada ostensiblemente. no sólo eso, sino que los propios heterosexuales han construido, en su torno, el mito del menage a trois, en el que el hombre -el rey de la selva- se divierte con dos mujeres y disfruta -vouyeur- de los interecambios amorosos de las dos féminas, sin que eso a nadie le parezca mal o chocante.

piénsese en la situación inversa: a una mujer que se acuesta con dos hombres a la vez, y que disfruta de ver el vínculo homosexual de ambos, ¿de qué se la tildaría? la perversión sería el menor de los juicios.

entonces, por más que haya hombres que declaren que no discriminan a la mujer, que aceptan la decisión sobre la sexualidad de cada uno, que toleran cualquier forma de relación, en el fondo, siguen dentro del corsé de la heteronorma, sin darse cuenta de hasta qué punto, ante una fotografía como la descrita someramente antes, sólo ven esa construcción pequeñoburguesa, del macho dominante, que es dueño de la mujer, no importa en qué circunstancias ni situación, y que siente minada su masculinidad ante la visión de otro macho, no importa si, como es el caso de este ejemplo, el macho que abraza es visible y declaradamente homosexual. tanto ciega la heteronormatividad a las personas, que oculta lo que está a la vista y hace cometer errores irreparables, amén de no darse cuenta de que el tema de la fotografía, su belleza, nada tenían que ver con el abrazo del hombre y la mujer retratados, sino con lo que había detrás. allí estaba la acción, allí estaba la belleza. la heteronormatividad, entonces, no sólo limita la percepción sobre lo humano, sino que inhabilita a que la sensibilidad se desorrolle y se despliegue o se la disfrute.

miércoles, 22 de octubre de 2014

chañaral, segundo día: cuando el gato félix se quedó en la prisión

después de la visita a mantoverde -explotación minera de cobre a cielo abierto, lo que aratirí quiere hacer en nuestro país, y que en nuestra visita indigna a cada uno de nosotros, que ve los resultados, la explotación, etc- cuatro de nosotras: gloria, de perú; Judith, de colombia; marcela, de bolivia, y quien esto escribe- atraviesan parte del desierto con omar, para ir a la prisión -la gendarmería- a tener un encuentro con un grupo de reclusos -hombres y mujeres- que han participado durante un año en un taller de escritura creativa a cargo del infatigable omar. la travesía por las carreteras más solitarias que nunca, con un sol inclemente- hace un rato apenas vimos un arco iris crecer de la nada y con la curvatura al revés que, dicen, es señal de tormenta solar en alguna parte- con una conversación a media voz sobre los españoles que cruzaron estos parajes y masacraron indios y culturas a su paso, desemboca, después de pasar por el salado -una de las zonas más pobres que uno pueda imaginar, a la que se ingresa por el camposanto- llegamos a la prisión (aquí le dicen gendarmería). nos abren después de un buen rato. nos guían y debemos dejar pertenencias. para evitar el trámite del registro, nos dicen que amontonemos las carteras, los celulares y los documentos en un cuartito. luego nos hacen pasar a donde están las celdas -algunas- y donde viven -o como sea que esto se llama- los reclusos. dos policías bromean en forma un poco subida de tono, y cuando me ven, se disculpan.

- todo bien- es lo único que se me ocurre decir.

no sé qué hay antes, si la literatura o la realidad. pues lo que veo -y lamento no tener una cámara de fotos- es lo más parecido a "el beso de la mujer araña" en su versión provincial. también, y antes de recorrer el pasillo, en una de las celdas hay tres reclusos con esposas y grilletes, uno de ellos con un corte en la frente, y varios gendarmes ante la reja. nos esperan. no ellos, los de las esposas, sino quienes se interesan por la escritura. hace calor, mucho calor, y el beso arañesco es esplendoroso. alguien que se acaba de duchar cruza un terreno que parece un campamento, apenas cubierto por una toalla. en todas partes cuelgan cosas que alguna fueron prendas, y hay cosas otras, que no se sabe qué son. algunos nos miran, y de pronto tomo conciencia de que somos cuatro mujeres. en un rincón, tres mujeres esperan. mujeres, aunque debería decir jóvenes. una tiene unos ojos negros y un cabello lustroso, que en cualquier baile de la capital haría suspirar al más recio; otra es lánguida y viste de fucsia; una tercera tiene cara de nadie, y me da pena. pero están en un rincón.

nos hacen pasar a un salón de clase, y en el pizarrón hay fórmulas de ecuaciones de segundo grado. hace mucho calor, mucho calor, y el polvo del desierto se ha metido por todas partes y es molesto. de a uno entran los reclusos. las últimas son las mujeres. omar pregunta por los cochambinos, los que cayeron por ser mulas y que jamás reciben visita. "los de chile", aclara, "alguna vez reciben a familiares. los de bolivia están solos". hablamos de que esto es fruto de la pobreza, de la miseria. para acabar con esto hay que resolver la pobreza. les cuento del "sí a la baja", antes de entrar al salón.

hay un recluso alto, de ojos claros, el brazo tatuado, que dice que se dio cuenta de que para escribir hay que tener sentimientos, y mucho dolor. entonces tomo la palabra y hablo del dolor. qué significa el dolor, y qué hacen las palabras con el dolor. él hace preguntas, y tímidamente otros se animan a hablar también. hablo de que el dolor es personal, pero que la literatura lo convierte en universal, y que al ser compartido, a través de lo poético, se transforma. entienden y asienten. le pregunto cómo se llama. "Álvaro", dice, "soy de santiago". dice que antes la vida era otra, pero que tomó por un mal camino. nadie pregunta cuál. en el fondo, hay una pareja. una de las jóvenes está de la mano de un joven. el taller es el único momento que tienen para estar juntos, porque están enamorados, "son pololos", aclara alguien. sigue la conversación.

los miro. me miran. entonces les digo que no hay un aquí y un allá; un nosotros aquí que escribimos, y un ellos encerrados. que hay autores que han sido reclusos durante mucho tiempo, que la literatura no registra demasiados, pero que busquen. les menciono a genet, no sé por qué, y pienso, tampoco sé por qué, en figares. me digo que figares debería estar aquí, hablando con ellos. les digo que lean a autores que han pasado tiempo en la cárcel. no me refiero a presos políticos, me refiero a presos como ellos, que han cometido delitos, y a los que la gente no  mira a los ojos y desprecia. las cuatro estamos allí, y marcela se emociona porque hay cuatro que son de su tierra. entonces, de pronto, Álvaro me dice. ¿me regalas el gato Félix? es un pin que llevo conmigo a todas partes, desde hace muchos años. le digo que debo preguntar si puedo dárselo, porque tiene un pincho. él comprende y no insiste. por fin se termina la charla. salimos. nos despedimos. Álvaro no dice nada. me acerco a un gendarme y le pregunto si hay problemas en que le regale el pin del gato Félix a un recluso, a Álvaro, que ha dicho que escribir le ha cambiado la vida.

- no hay problema -dice, después de que se lo muestro.

entonces lo busco y se lo tiendo.

- me han dicho que puedes quedártelo -aclaro y le sonrío.
- no es para mí! es para mi hijo, adora al gato Félix.

no sé qué decir.
le doy un beso y le digo que me escriba.

ahora hay guardias, más que antes. y pronto vemos por qué.
los reos que están engrillados y esposados salen, entre varios policías, arrastrando los pies, haciendo ruido metálico con las cadenas, y me pregunto si es realidad lo que estoy viendo o si me lo estoy figurando, trastornada por la resolana del desierto. pero sí es verdad.

los reclusos vuelven a sus carpas, a su lugar arañesco. y nosotros salimos a la vida extramuros.
nadie habla. no hay de qué hablar. no hay qué decir.

no, no, no. esta no es la solución. no importa qué hayan hecho. un ser humano no puede vivir así.
pero, me digo, al menos, estos que conocimos hoy, han encontrado algo en la escritura. pero y los que no encuentran nada?

omar se despide de ellos: siempre para adelante; siempre mirar para adelante, tener esperanza, luchar.

 

lunes, 20 de octubre de 2014

chañaral, primer día, octubre 2014

15 horas de viaje en tur-bus, con choferes que se alternan y asistentes que nos dan jugo, mantas, una almohada liliputiense, en una ruta que parcialmente está en reparación, lo que enlentece la marcha. el día desaparece, y la gran ventana parece la pantalla de un cine en la que sólo se ven la noche, la oscuridad y las estrellas. pronto baja el frío, ese frío que no se va con nada, ni siquiera con el pisco que guardo en un termo que gentilmente me prestó etual (con devolución). cada tanto, el bus se detiene en la mitad de la nada, y sube gente, que en la negrura de la noche no tiene rostro. en algún momento nos detenemos en ovalle, en coquimbo, en la serena, que es la última estación (a tres horas) de destino. los choferes me cuidan, supongo que será porque ya no hay mujeres a bordo y salgo, cada vez, empecinada a fumar y a tomar café hirviendo que se vende en las estaciones tan perdidas como todo lo demás. y después amanece y ya faltan 150 km y la ruta transcurre entre la cordillera, a la derecha, y el océano, a la izquierda. y sólo hay viento y los insectos que cada tanto se revientan contra el vidrio, y más viento, y arena y algunas casuchas repartidas, cerradas, mirando las serranías; otras, mirando el mar. y entramos en el pueblo y un aluvión de recuerdos se tropiezan nomás bajo del bus. busco el hotel. así conozco a Judit, poeta de cali, simpática, que dice tener un marido comprensivo, porque ella viaja mucho con su poesía, y ahora faltará de casa un mes completo, pero él la espera. así lo dice, orgullosa, de su marido, de una hija que es doctoranda en educación, y de ser pensionista y por lo tanto libre. habla hasta por los codos mientras yo trato de despertarme y voy a por otro café en la cafetería de la planta alta, y en todas partes hay espantosos, antipáticos, antihumanos carteles de "no fumadores". sonamos. pero la gente es amable y se puede fumar en la calle, en el frío y el silencio de un pueblo que trepa las colinas y que aún no despierta. después a la biblioteca, donde hay dos o tres poetas que ya llegaron para el encuentro que comienza mañana, y el organizador, el circunspecto y respetado líder de la comunidad, omar monroy, con la infaltable boina y una mirada que siempre tiene como una nube de tristeza. dice que almorzaremos juntos y que se sumará más gente. están heber, de la república de durazno, y su mujer, alicia; judit; belén, que viene de un pueblito de minas gerais, y pedro, un poeta y director de periódico local, de pelo teñido de cobre a rabiar, pero muy simpático. hay que ponerse al día. se habla un poco de política, pero se recomienda no discutir, para no perder la compostura. omar, antes, me ha preguntado qué ocurrirá con nuestras elecciones. parece estar bastante al tanto. benjamín león llega a la medianoche, y gloria mendoza borda, mañana temprano. roberto resendiz no viene, está en colombia; también se espera a edna, que llega mañana. otros están repartidos en otros encuentros. omar me dice en voz baja que los poetas viajan más que los escritores, y le digo que la ventaja de los poetas es que pueden leer, pero que un novelista no puede hacerlo, por lo tanto no reviste el menor atractivo para nadie (los poetas parecen muy sociables y charlatanes; sospecho que los escritores somos tímidos y un poco misántropos). me intereso por el programa con los reclusos y le digo que me gustaría participar. pues de inmediato dice de ir hasta la prisión, que está por aquí cerca, para concretar la visita. es un edificio enrejado, claro, pero sin guardias a la vista, tocamos timbre y alguien abre un candado, omar se presenta, y entre saludo aquí y saludo allá, nos recibe el capitán, un hombre afable y  muy joven, que está a cargo de la gendarmería desde hace un año. le pregunto de quién depende y dice que del ministerio de justicia. antes estuvo en Santiago y luego en Copiapó; en Santiago la población carcelaria era de 1300; en Copiapó de 600 y aquí de 250, "acá estoy tranquilo", aclara y sonríe.   de una oficina a la otra, omar va invitando a todos a la inauguración del encuentro, mañana martes, a las 20 horas, en el salón de la municipalidad, y todos asienten encantados, y por fin el capitán dice que podemos trabajar con los reclusos el miércoles por la tarde. seremos tres los escritores. pregunto de dónde son, qué han hecho, y se me dice que son hombres y mujeres, algunos bolivianos que son -o fueron- mulas, y los atraparon, y otros delincuentes, la mayoría "arrepentida". parecen estar integrados a la prisión, y se me ocurre que los dos hombres y con sendos tatuajes que saludé y que estaban moviendo muebles, no eran guardias de civil sino reclusos.

después, me deja en el hotel, y salgo a caminar. el pueblo está igual. tan silencioso y colorido como lo recordaba, la misma botillería, la misma plaza, los mismos perros sucios y lastimados, el mismo mercado, la misma heladería, la misma librería eternamente cerrada, y la estatua del violinista en una ochava. entro en una tienda de abarrotes, donde hay literalmene tanta cosa, que parece macondo. estoy a punto de comprar una crema de caracol contra no sé qué mal, y otra de serpiente, buena para no sé qué. pero supongo que en el aeropuerto no la verán con  buenos ojos, y la dejo en el estante. y después hay otras cosas -sí, cosas-, pero no sabría decir para qué sirven, cómo se llaman o qué son, y el dependiente no tiene cara de muchos amigos como para que lo atosigue a preguntas.

en un muro cuelga un cartel:







y a su lado, el kiosco que vende comida para llevar, que se llama "la tentación y el bajón" me sigue sorprendiendo, porque no me pongo de acuerdo sobre el significado. la iglesia presbiteriana es apenas un cartel colgado de una reja oxidada (hacen falta los comentarios de William rouge, pero este año no viene, una pena, poeta loco de medellín), detrás de la cual hay un baldío (la adventista podría ser la catedral) y la catedral, donde se celebrará el te deum con los representantes de los tres poderes (civil, militar, eclesiástico) luce un poco descascarada y poco creíble. no sé si habrá mezquita, sinagoga o ashram. pero todo es posible en chañaral.

 

domingo, 19 de octubre de 2014

pianos en santiago

Según La Tercera del 18 de octubre de 2013, "la actividad ha sido traída a Chile por Mall Plaza Egaña y apoyada por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, donde cada piano ha sido intervenido por artistas como Totoy Zamudio, Nicolás Echeñique, Lorena Rocco, José Yutrovich, Margarita Garcés, Santos Guerra y Macarena Matte". A un año de instalado el proyecto, los pianos son esculturas-pinturas-sonoras, y la gente se sienta y toca. Así, se descubrió que había muchísimas personas amantes de la música, que no dudaban en sentarse en parques, plazas o esquinas, a tocar.






Así, ha habido simples transeúntes que han ofrecido verdaderos conciertos con obras de Eric Satie, o más cercano en el tiempo, Emerson-Lake&Palmer.




Ese fue el caso de un sin techo, Freddy, que asombró a los peatones, que descubrieron su talento y su sensibilidad.

El proyecto surgió en Birmingham, y los pianos "viajan" por el mundo y se instalan en distintas ciudades que se suman a él. Ya ha estado en 37 ciudades. Sería interesante que Montevideo se anotara en la lista (seguramente haya una lista en alguna parte) y empezaran a aparecer los pianos pintados por artistas como Fermín, Seveso, Mendizábal, Bassi y con las caricaturas de Jaime Clara. ¿Y si juntamos firmas para que vengan?

sábado, 18 de octubre de 2014

the clinic berlín oriental en santiago de chile

Ñuñoa plaza

es como estar en Berlín oriental.
el clinic bar, en Jorge Washington 58, es el lugar en el que es imposible no sentirse en casa.
hay una tele, claro. pero qué pasa la tele? las tapas del periódico the clinic, de izquierda alternativa, ácido, irónico, duro, interesante. nada de tinelli, fútbol o pasarelas. no. se habla de política y de ideología, esa rara avis en los tiempos que corren.

en el pub hay un área para fumadores. allí nos quedamos y bebemos y charlamos y tomamos fotografías. nada de selfies. por favor. la realidad es mucho más interesante que el ombligo. curioso. los afiches ponen en evidencia la banalidad que todos hemos terminado de dar por buena por olvido de lo que no es banalidad. el menú, que simula un tabloide y que me llevo con autorización de la camarera, combina los tragos y las picadas con noticias y editoriales de la política local que no tienen desperdicio. para alimentar la memoria: copetín "estadio nacional: -o te vai detenido o desaparecido-" o "conflicto en siria, mujeres bombas se quejan: nos sentimos explotadas". así se bebe, así se piensa.
así también se guía una forma de estar. el boliche es cultura, ¿o no?

Ñuñoa es una comunidad curiosa, entre providencia (clase media que quiere ser alta) y la reyna (clase media baja que parece clase media, estamos en chile) que aún mantiene algunas casas de la época, pero que el boom edilicio destruyó pese a las protestas de los vecinos. sin embargo, en Ñuñoa hay mucho y pasan muchas cosas. hay vida cultural, boliches, gente que piensa y no sabe a dónde ir con su pensamiento; y está el mencionado bar que no tiene problemas en tener libros y una hoz y un martillo, y en el baño de damas burlarse de don Pinochet y de piñera cuando uno tira de la cadena ya sabemos en qué circunstancias.
la música es buena. el vino es bueno y los parroquianos son de la putísima.

sorpresas te da la vida, dijo blades, y tiene razón. y escuchamos "loca" de chico Trujillo, que es una versión tanguera de lo que no llegará nunca a ser tango, porque acá no hay tango, pero en este lugar debería de haberlo.

viva la resistencia en Ñuñoa! 

aeropuerto de carrasco


La tribu del fuego

Aeropuerto de carrasco

Antes, pasar encendedores en los aeropuertos era relativamente sencillo. Cuando digo antes, me refiero a hace unos pocos meses. Lo he hecho, sin problemas, en lugares tan dispares como china, alemania, gran bretaña, camboya, grecia, perú, argentina, chile y dios sabe cuántos otros que ya no recuerdo.

Pues han mejorado los dispositivos de seguridad, en un país que parece desconocer el asunto. En el aeropuerto de carrasco, que hasta ahora me parecía de los que menos atención le prestaban a la seguridad, descubrieron mis dos reservas de yesca! Claro que el oficial de la fuerza aérea fue muy simpático –tenía acento de la frontera- y se que las RRPP llegaron a las armas,  y también bromeó con una mujer que llevaba en la cartera alcohol en gel y ella dijo que no era para beber y él respondió:

-          Soy alcohólico anónimo.
No pude menos que intervenir:

-          Más vale borracho conocido que alcohólico anónimo.
A lo cual el oficial agregó un comentario, le condonó el alcohol en gel, pero se quedó con mis dos encendedores.

En este aeropuerto, sin embargo, hay alguien gentil - y buen negociante- que abrió un pub con una terraza en donde se puede fumar, terraza bajo una terraza que hace dudar eso de "al aire libre", pero nos salva. Los dueños incluyen ceniceros, encendedores y fósforos, para los viciosos, pero henos aquí que alguien se llevó el encendedor y la caja de fósforos, por lo tanto no hay cómo encender el desgraciado cigarrillo. Bien. ¿Qué hacer? Pues que hay un solitario samaritano fumando, al que le pido fuego. Él hombre me da. Le pregunto cómo hizo para burlar al nuevo instrumental tecnológico-que-detecta-viciosos-empedernidos (y no terroristas!) y me dice que tuvo suerte, que lo metió en la mochila. Vaya, pienso, es como responder a la pregunta de dónde esconder a un elefante. Pues bien a la vista, para que todos lo vean y nadie piense que está escondido. Un elefante entre elefantes es lo menos escondido que hay.  Me da fuego, se levanta y se va. Dios, pienso, el único fuego que tengo es el de mi brasa. Habrá que alimentarlo.

Fuego a mantener vivo, fumo uno atrás del otro, para mantener la brasa con vida. Entran, de a uno, fumadores que también escondieron mal sus encendedores y me piden fuego. Así que les digo: cuiden la brasa, es lo único que hay.

Y de pronto esto parece una cueva de Altamira, con una tribu de cro magnones, cuidando el fuego (el lar, dirían los griegos siglos más tarde), y es eso. Me he convertido en la dadora de brasa, en múltiples idiomas. Resulta, entonces, cierto: el fuego nuclea hombres y mujeres, como en una babel, cuya única liason es esta: fumar en paz en un mundo que considera al fumador casi tan peligroso como un leproso o un portador de ébola. Todos nos tenemos simpatía. Incluso al que tampoco tiene cigarrillos, al que convido con amplio placer.

Y después me levanto, después de comprobar que los fumadores tienen sus cigarrillos encendidos y voy al free shop. No vende encendedores, por supuesto.

Ya en migraciones, en Santiago, la cola se divide en tres: residentes, turistas, pasajeros que vienen de áfrica (por el ébola). no sé qué les hacen en el cuartito. será para la siguiente entrada de este blog.
 

 

domingo, 17 de agosto de 2014

no todos los yanquis son hijos del imperio


domingo en tristán narvaja. camino aquí y allá, sin buscar nada en especial, pero buscando. alguien dijo una vez que son las cosas las que los buscan a uno. un libro que está solo, una fotografía que se cayó de un album y nadie quiere, y pide ser querida. así es que aparece una escarapela del viejo lenin- seguramente hoy un desconocido que podría ser tomado por un cantante de alguna banda semi-under (convengamos que hasta el under se ve poco)- un sombrero de un soldado ruso, un libro de 1820 y algunas cosas más, un "wish you were here" del mejor grupo del mundo, pink floyd, y tanto olor a vida, tanto olor a vida. y de pronto, a unas cuadras: música en vivo. un blues. divino blues, que redime el alma, y que todo el mundo debería saber que significa "tristeza" y en alemán, estar "azul" (blau, como lola blau) es más complejo, pero refleja el estado del alma. el asunto es que hay un blusero gringo tocando, con una gibson que parece del 70 y una harmónica,m una cachucha de baseball y eso que hace que se note que no es de acá. ¿pero de dónde? charli dice que es gringo.  entonces le respondo, porque es un buen compinche de correrías urbanas,  "vamos a por una cerveza, porque esto no existe" (porque recuerdo el mercado de camden, en londres,  y esto es lo mismo, pero acá).
(dos cuadras antes pasamos por la esquina dura, donde la pasta base y los chorros son una sola cosa, pero así es montevideo, pleno empleo, marihuana libre, y uno que sigue creyendo que se puede)

así que consigo una cerveza "azul" (vaya coincidencia, no sabía que existían, que se compra en una panadería de la cuadra,linda entre tenderetes que venden brochetas que parecen de grecia o de tel aviv, botellita que va para la colección) y le pregunto a un feriante si me puedo sentar en su puesto y dice que sí, y charli se queda semisentado -no sé cómo hace, pero los hombres son bichos raros- y escuchamos al gringo que canta unos blues magníficos, allí, en un domingo que parece de primavera, pero estamos en agosto, y no puede ser. entonces le pido que cante "swing low, sweet charriot" que es una belleza, y me dice que él sólo canta sus canciones, que las compone él. es gordo, tiene una especie de sex appeal a su pesar, no le importa lo que piensen de él, me parece. me parece que sólo le interesa cantar y nada más. le pregunto "where are you from". y dice: "I was born in the united states " (sí, como la canción del amigo bruce), "pero no soy de ese pueblo, no quiero serlo, y me vine para acá". a la pucha. un voto menos para don obama. ni chomsky ni susan sontag lo hubieran expresado tan bien. "ahora estoy acá.". "welcome to our country" , me sale decirle, porque me parece increíble que alguien quiera venir de la green card a uruguay. "vengo acá cuando hay sol o cuando no llueve. hablo poco español. hace seis años que estoy acá". no hay cómo agradecerle al concierto que nos da, allí, en esa esquina. pero de pronto, la gente se detiene. quizá porque, involuntariamente, dos sujetos como nosotros, sentados en el piso, escuchando a este hombre que todavía sueña, llama la atención. y entonces le agradecemos. brindamos a su salud. y seguimos caminando, así, tranquilos, charli y yo, perdidos entre un mar de gente, que seguramente no sepa hasta qué punto es gente, pese a todo. viva el blues! que nació como rebelión, y que parece que no dejará de serlo. 


el amor existe: pablo y regina

domingo, montevideo, gente que va y viene, que da pena, que parece no saber bien adónde va. uno tampoco, somos todos lo mismo. parece que hay algo así como una anomia inperceptible en todas partes.

subo al taxi casi a las 10 de la noche, en una montevideo con el tráfico insoportable de costumbre. doy la dirección. el taxista, con un sombrero que lo asemeja más a un carapintada que a un ser humano, apenas si me hace caso. en bulevar artigas, a la altura de rivera comienza a gesticular y se acerca peligrosamente a un bus de cutcsa. me parece que está enojado por algo y me preparo para las cotidianas y relativamente detestables peleas de tránsito, que últimamente no terminan bien. pero no. toma el celular y dice: "te estoy viendo, te estoy viendo. estoy a tu lado, te amo". uno puede pensar que un taxista enloquece sin ningún motivo. error. uno no debe tener prejuicios. se acerca más al bus y agrega: "¿me ves ahora? estoy acá, estoy acá". y hace señas con el brazo. un poco confundida,  le pregunto qué pasa. y me dice: "es que esa, la guarda, es mi mujer. y como nos vemos poco, cada vez que me la cruzo en el tránsito, le digo que la amo". zás. alguien cree en el amor en una época en la que nadie cree en el amor, o en la que nadie parece saber qué es el amor. le digo: "si no soy indiscreta, ¿podrías explicarme?" "claro", dice, se saca el sombrero y resulta ser un pelado con cara de bueno, uno de esos que no uno mira por equivocación en la calle. uno de esos que alguna vez, hace años, cuando la izquierda era izquierda hubiera dicho "es pueblo" y ahora ni eso. "hace 16 años que estamos casados, tuvimos malos años, y descubrimos que la manera de seguir juntos es esta: decir que nos amamos cada vez que podemos". a la flauta, pienso, este es mucho más vivo que el nabo de coelho y que a toni kamo y a pilar sordo le da dos mil vueltas. "por ejemplo, la semana pasada, le mandé un ramo de rosas rojas, porque tenemos tres hijas y no siempre tenemos tiempo para nosotros. pero si no te hacés el tiempo, si no escuchás al otro, si no le prestás atención, se te fue". ahora sí que me interesa. ¿ahora los tacheros saben más que los escritores de por ahí, de los periodistas de la radio, de etc.? y cuenta y cuenta. "ella ya está un poco más gorda, claro, con tres hijos y trabajando de guarda, pero yo igual la quiero, igual me gusta. y sí, y en enero y en febrero, que lo del taxi es un desastre, la que para la olla es ella, no yo. y yo se lo agradezco. y siempre hablamos de todo. y en mi casa: no acepto la violencia de ningún tipo. los temas se discuten. y si no estoy de acuerdo, pienso, y si me equivoco, se lo digo, y me disculpo". "y ella?" le pregunto, como si estuviera escuchando una versión siglo xxi de las emisiones de francis durante el franquismo, maldito franquismo que le arruinó la vida a tantos. pero este, este se salvó de un montón de porquerías que no sé quién quiere que creamos. "y ella hace lo mismo. y las nenas - tenemos tres- son lo más importante. pero nos hacemos un rato para nosotros". "¿cómo"? entre la una y media y las dos y media, apagamos el celular, apagamos todo, y nos hablamos y nos queremos". zás, esto no lo ha dicho nadie así, pienso. mientras tanto, nos acercamos a destino. entonces se detiene en la esquina y seguimos conversando. le digo que no baje la bandera, pero dice: "no, ahora es fuera del viaje. seguimos charlando". y el tachero sigue contando cómo logró mantener una familia, con amor, a su modo, con los consejos que las estúpidas revistas para mujeres en las peluquerías dicen siempre mal, con total naturalidad. y hay detalles que esta crónica no puede ni quiere revelar, pero que muestran que hay seres humanos en todas partes y que se trata de verlos y de reconocerse uno como ellos. lo de las nenas, que son chicas todavía, a veces interrumpe el amor, pero siempre hay maneras de arreglarlo, y el tachero se sonríe, para sí, como si tuviera un secreto. y es claro que lo tiene, pero es claro que significa que cada uno debería hacerse la pregunta. ¿cómo amar? ¿cómo construir el amor?  entonces dice: "porque esto es serio, cuando vos elegís una mujer, entonces hay cosas que no corren. acá, en el taxi, se ven cosas. y no te hacés una idea". espero. ya las dirá. "hace unas semanas se subió una mina, de esas bien vestidas, de pocitos, incluso con una bandeja del emporio de los sándwiches" (atención, eso significa algo, símbolo). y me dio la dirección, por el Cerro. allá fuimos. cuando llegamos, le dije: son 450. y la mina me dice (una rubia de esas): tengo 400. y yo le digo: o 450 o nos vamos a la 24 -la comisaría del barrio".  hace un alto en el relato y me mira, serio: "y la mina me dice: a la 24 no, date una vuelta por ahí, y lo arreglamos como vos quieras". bien. silencio. me imagino la situación. el tachero dice: "¿vos te das cuenta? qué falta de dignidad. ni por cincuenta ni por mil. esa mina no se quería nada. así no se puede andar por la vida. esa mina no entendió nada. está perdida. y no es que critique lo que haga con su vida. es que no se hace así". salute. así que todavía hay personas con valores y principios. vamos bien. no está todo perdido, como a veces nos quieren hacer creer. entonces le pregunto el nombre: pablo. "¿y tu mujer?" "regina". bien, le digo. te agradezco la charla. y él dice: "así son las cosas. amar y seguir en  esto no es fácil. pero de a dos, y con buena voluntad y sabiendo lo que querés, se puede. en serio que se puede, se trata de encontrar en cada día algo del otro, y recordarlo. es así. y regina es mi vida". me bajé del taxi, preguntándome qué buena estrella me tocó esta vez, que me puso esto ante los ojos.
(esta historia es para charli, que va a entender, espero).